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La música estaba exageradamente fuerte dentro de aquel pequeño club de mala muerte, la multitud cantaba y hablaba entre gritos, entre aquellos, una mujer bastante alta y pelirroja estaba rodeada de un par de omegas o betas, parloteaba con ellos, entre algunos besos y leves toques, esa mujer reía a carcajadas, se veía bastante despreocupada a pesar de tener a alguien sumamente importante esperándole a la salida de ese oscuro lugar dentro de un auto, con el teléfono en la mano, marcando al mismo número.

— Más le vale contestar..  — Dijo entre dientes, no sería la primera vez que pasa por eso — ¡Maldita sea! — golpeó el tablero de su auto — Ya verá.. está vez si me hará caso — bufó.

El joven omega salió de su auto más molesto, se podía notar desde lejos, incluso otros alfas se alejaban de él con tan solo ver aquella mirada llena de odio y rabia.
Se dio paso al club, analizo cada esquina, ahí vio a su futura esposa, rodeada de quién sabe quién, coqueteandoles como era de costumbre, la sangre le hervía cada vez más.

— ¡Grell Sutcliff! — Gritó, casi chillando, llamando la atención de la mencionada, fue tan alto el grito que incluso todo el ambiente parecía congelado en el tiempo.

— Ugh — La peliroja suspiró y se levantó de su cómodo asiento, dándole un último sorbo a alguna bebida – Lo lamento, ya saben — Bufó.

— Grell — Volvió a llamarla, aún bastante serio, tenía ambos brazos cruzados y el seño fruncido.

— Alan, cariño — dijo con algo de ironía, abrazando a quien se supone era su prometido — Vamonos — dijo en un tono molesto, jalando del brazo al castaño.

— ¡¿En qué habíamos quedado?! ¡Me prometiste que no volverías a escaparte! — exclamó.

— No me grites ahora — Grell entró al auto y se sentó.

— Me deberías ser fiel.. — El castaño se sentó nuevamente en el asiento del conductor — Yo solo quiero que nuestra relación funcione —

— ¿Porqué tratas de buscar algo que jamás existió? — la peliroja miró por la ventana, finalmente ignorando el casi regaño de su prometido — Siempre te he visto como un amigo, pero ahora te estás volviendo un dolor de cabeza —

— Hablaremos más tarde — Alan se mordió el labio y comenzó a manejar, se sentía herido por las palabras de su futura esposa, si es que llegaba a suceder.

......

Ambos llegaron a su departamento compartido, la pelirroja entró rápidamente al baño más cercano, Alan se quedo cerrando la puerta. Suspiró y caminó hacia su habitación, pensando en las crueles palabras de la pelirroja, se acostó en su cama y cubrió su rostro con una almohada, ahogando un grito seguido de un sollozo sobre esta, se movió a un lado de la cama y abrazó su almohada buscando consuelo en esta.
Alzó la mirada al ver a Grell en el marco de la puerta, ella solo estaba usando una toalla para cubrir de su cintura hacia abajo.

— ¿Qué quieres? — preguntó el castaño levemente molesto.

— A ti — sonrió burlona, acercándose al omega, tomó asiento sobre la cama.

— Grell, no tengo ganas de nada, vete a tu cuarto — exigió.

— No te hagas tan difícil — suspiró, acostándose detrás suyo, dejando que sus brazos se entrelazaran al rededor de la cintura del contrario — Solo te estoy pidiendo perdón ¿si? — besó su nuca.

— Mh! — Alan se sobre salto al sentir los labios de la pelirroja sobre su piel, se vio obligado a darse la vuelta.

— Te ves tierno así — sonrió con malicia, acariciando el rostro de Alan, besándolo al mismo tiempo.

Tu esencia [GRELLIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora