Capitulo O6.

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Me quede callado por un momento, y es que no había respuesta, no sabía que decir.

Le podía decir que no quiero ir preso, pero eso no cambiaría nada, él mocoso no se iba a mover.

Decirle que no quería ir preso era lo mismo que decirle: "me muero por cogerte acá mismo" y todo lo que rondaba en mi mente, todo lo que me imaginaba hacerle, y eso, eso es lo que quiero y por alguna extraña razón se que él lo sabe.

Entonces ¿Qué podía hacer?

¿Seguir mi forma de vida en estos momentos seria lo correcto? ¿Acostarme con él, sin importar que sea menor? Pero eso último iba en contra de mis principios.

- Sabes Gee... - hablo Frank, sacándome de mis pensamientos, mientras acariciaba mi mejilla con su mano - Cuando James estaba vivo una vez me dijo "No hay mejor felicidad que la que se comparte con los demás" - levante una ceja sin entender a que se debía esa frase y el solo sonrío ampliamente - aun no la comprendo, pero... - no pudo terminar su frase, ya que mi celular comenzó a sonar, suspire con fastidio, aunque eso debió aliviarme, y lo saque de mi bolsillo con mi mano izquierda, mientras que la derecha la colocaba abajo del mocoso, en su trasero, para sostener su peso.

- ¿Hola? - pregunte molesto, ya que no había visto de quien era la llamada.

- Gerard, soy Linz, ¿Dónde estás? - Rodee mis ojos con fastidio.

- En la enfermería - le conteste cansado.

- Genial, yo estoy a unos metros, paso y hablamos - contesto con una gran alegría, no alcance a contestarle que había cortado la llamada. Suspire cansado hasta que el hámster que está en mi cabeza comenzó a girar en su ruedita y caí en cuenta de lo que podría llegar a pasar.

- Diablos... - susurro, soltando al mocoso - Suéltate que viene Linz - dije, agarrando la cintura del mocoso y bajándolo al suelo.

- ¿Enserio? - me pregunto con una sonrisa, y solo le conteste con una mirada fría, él mocoso sonrío y se fue corriendo hacia el escritorio de la enfermera, escondiéndose debajo este, en el hueco que en sí, es para las piernas.

- ¿Pero qué diablos ha... - no alcance a terminar mi pregunta que pude ver la puerta abrirse.

- Acá estas Gerard, ¿No está el alumno Iero con vos? - pregunto la morocha, mirando para todos lados.

- Hace un ratito se fue - mentí rápidamente y pude ver como se acercaba a la mesa, por lo que me apresure un poco y me senté en la silla, sin poder estirar las piernas cómodamente porque estaba el mocoso debajo.

¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué le estaba siguiendo el juego al mocoso?

- ¿Qué te pasa Gee? Te ves pálido - me pregunto enfrente de la mesa, y es que como no estarlo, si el mocoso había agarrado la silla con ruedas y la había acercado más a la mesa, colocándose entre medio de mis piernas, mientras acariciaba mis muslos por encima de los pantalones y no tenía que bajar mis ojos para saber que me miraba con una sonrisa perversa.

- Es por el cambio de clima que se siente cuando entras y salís del edificio - mentí, mientras podía sentir como sacaba de a poco la cabeza, pasando la lengua por mi entrepierna, lo que hizo que me sentara más adelante, para que no lo viera - Ahhmm... - un suave gemido se escapó de mis labios cuando iba a decir otra cosa, y pude sentir la sangre en mis mejillas.

- ¿Y eso Gee? - pregunto Lindsay con una sonrisa en los labios - ¿Tenemos un problemita ahí abajo? - Sentí que deje de respirar cuando dijo eso - ¿Querés que te ayude? - suspire aliviado de nuevo, cuando no sentí a Frank seguir tocándome, hasta que me mordió el bulto, provocando que me tensara.

Un Corazón Puro - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora