Capítulo O7.

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Hay momentos en la vida en la que uno se arrepiente de todo. Y es normal, supongo, siempre nos pasa, cometemos errores y después no sabemos cómo enfrentar lo que paso.

¿Por qué digo eso? Porque me está pasando.

Quizás es solo una excusa para no sentirme más mal y culpable de lo que ya me siento.

Acabo de dejar que un enano de 16 años me excitara y si no fuera por un poco de conciencia me lo hubiera cogido.

- ¿En qué estás pensando Gee? - levante mi mirada del suelo de mi apartamento y me le quede mirando a aquel mocoso de ojos avellanas, quien estaba recostado boca abajo en el suelo haciendo unos ejercicios que le deje.

¿Por qué lo sigo dejando entrar?

- En que mejor que te apures, porque me quiero acostar a dormir - le respondí fríamente sin mirarlo.

- No veo cual es el problema de que te acuestes - me dijo con una gran sonrisa mostrando su dentadura - no te voy a violar ni nada.

Vos no, pero yo...

- El problema es que quiero dormir y un mocoso con poco coeficiente intelectual impide mi momento de tranquilidad, y como si fuera poco... - me quede callado de golpe, ¿Por qué? Porque estaba por decir lo que me pensaba y eso no era ninguna buena idea - nada, apúrate y ándate.

- No te preocupes Gee, si ya termine hace como 10 minutos, ahora estoy dibujando - dijo con simpleza mientras encogía sus hombros y sonreía mostrando su dentadura, se sentó con las piernas cruzadas en su lugar y me quedo mirando.

- Si tus habilidades en dibujo son tan buenas como en literatura, estás perdiendo el tiempo - le conteste fastidiado, mirándolo fijamente.

- Auch... - susurro mientras cerraba un ojo, se encorvaba como si lo hubieran golpeado y en su rostro se formaba una expresión de malestar - eso dolió, pero no te preocupes, creo que soy tan bueno dibujando como haciendo lo que hicimos a la mañana - me contesto con una sonrisa victoriosa después de apoyar sus palmas en el piso, detrás de él, dejando que su peso caiga hacia atrás.

- Si, ¿que hicimos? Explícamelo - le dije mientras alzaba una ceja y una pequeña sonrisa acompañaba mis labios - me gustaría recordarlo... - le susurre, mientras me mordía el labio inferior y aquel mocoso quedo literalmente rojo.

- Yo... - susurro, y agacho la mirada completamente avergonzado.

- Mocoso... - susurre, rodando mis ojos con fastidio pero aun con una pequeña sonrisa en los labios. Lo bueno de su edad es que estas pequeñas cosas avergüenzan la mayor parte del tiempo, lo cual es un punto a mi favor.

Ah, no puedo creer que me haga feliz ganarle en un debate a un niño.

- Gee... - susurro nuevamente y volví a mirarlo levantando mis dos cejas para que prosiguiera - Lo que paso hoy...

- No va a volver a pasar - lo corte sin pensarlo mucho y esperaba ver algún rastro de tristeza o que se yo, pero no, aquel mocoso negó con la cabeza sin borrar aquella sonrisa tímida de sus labios.

- En realidad, te iba a decir que hagamos como si nunca paso - finalizo, mientras agachaba la cabeza nuevamente.

- ¿Por qué? - Diablos, pensé en voz alta.

Sos un idiota Gerard, golpe mental, golpe mental.

- Porque... - dijo aun sin mirarme, lo cual fue bueno, sino hubiera visto mi cara completamente deforme mientras pensaba en los golpes mentales - Yo amo mucho a mi novia, y no quiero pensar que la engañe - finalizo y el silencio rondo por unos escasos segundos en la habitación.

Un Corazón Puro - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora