Capítulo O4.

47 4 3
                                    


- No tengo ganas de estudiar, suficiente tuve hoy en la escuela – Dijo el mocoso, recostado en el sillón con su guitarra al lado – si quieres te puedo tocar una canción.

- No – Dije fastidiado, mirando hacia la puerta de vidrio que daba al balcón – venís a estudiar, no a jugar.

- Yo sé que te gusta escucharme, la primera vez que hablamos, ¿o era la segunda? – se quedó pensando unos segundos – bueno, no importa, aquella vez no entraste a tu departamento por escucharme – y me mostró su dentadura en una gran sonrisa.

- Solo me diste lastima y te busque, no te estaba escuchando – dije sin mirarlo.

- Gee...

- No me llames así, solo mi hermano y mi mamá lo hacen, y suena horrible – y si, este chico me estaba fastidiando demasiado.

¿Por qué le seguía abriendo la puerta?

- Pero suena lindo... Gee... mira, escucha... Gee... es como, más tierno – lo mire y solo sonreía como un idiota – eres lindo, deberías haber sido modelo

- Es una pérdida de tiempo, me gusta dibujar, me gusta leer, me gusta escribir, y puedo vivir de eso – suspire pesadamente y volví a mirar a la puerta del balcón.

- ¿Por qué decís que es una pérdida de tiempo?

- No molestes – y un gran suspiro se escapó de mis labios.

- ¿Sabes dibujar rostros?

- No te vas a callar, ¿Verdad? – le pregunte completamente enojado, y me le quede mirando.

- ¿Me podrías dibujar a mí?

- ¿Por qué te dibujaría a vos? – pregunte, mirándolo de arriba abajo – sería una pérdida de tiempo – y él se rio fuerte, a carcajadas.

- Si... ya se – dijo con una gran sonrisa en los labios – es imposible plasmar tanta belleza en un papel, es comprensible.

- No te voy a dibujar, no molestes – le conteste cortante, sin quitar mis ojos de los suyos.

- James siempre que yo quería me tocaba alguna canción y cantaba.

- ¿Quién es James? – le pregunte rápidamente, él levanto sus hombros dando la idea de que no era nadie especial, pero algo me decía que no era así - ¿Quién es James? – insistí y mi tono de voz salió autoritario.

- Era... - dijo con una sonrisa en los labios – él ya está muerto, así que era – y sonrío muy feliz – estoy aprendiendo, pasado de es... era – y empezó a aplaudir como si tuviera 4 años.

- Así que así se llama el que te violo – dije en voz alta con molestia, sin saber porque.

Que sutil sos Gerard, felicitaciones.

- James... él – se quedó callado unos segundos y bajo su mirada al suelo, sin borrar la sonrisa de sus labios – él nunca me violo – susurro sin mirarme – por cierto, ¿Quién era el chico que te beso el otro día? ¿Tu novio? ¿Lo engañaste con una mujer, o él usa perfume de mujer?

- No sé quién era – y es la verdad, el solo me estaba ayudando con la mudanza, se me tiro encima y eso fue todo.

- Es muy triste – dijo y se recostó a un lado del sofá, mientras bostezaba – Muchos se enamoran de vos, pero vos no te enamoras de nadie, es muy triste eso – se tapó la boca y se acomodó mejor en el sofá – o, mejor dicho, muy solitario.

- Ya, deja de hablar y termina con los ejercicios que te di – me fui caminando hasta la puerta del balcón, la abrí y salí a este a fumar un cigarrillo.

Un Corazón Puro - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora