Capítulo 16.

25 3 2
                                    


Te duele la cabeza, los ojos los sientes pesados e hinchado, y como si fuera poco, quieres moverte, pero "algo" encima tuyo no te lo permite.

Quieres abrir los ojos, Dios sabe que lo quieres hacer, pero no puedes, te duelen y sabes porque es, es porque estuviste llorando por horas, porque estás seguro que lloraste como hacía años no lo hacías.

Pero es mentira que solo por eso no lo abres, también se debe a que encima de ti, sabes, porque ya conoces su cuerpo, que aquel mocoso esta encima de ti, abrazándote, sabes que estuvo toda la noche contigo, que te contuvo hasta que te dormiste, y tienes vergüenza, mucha vergüenza.

Y aunque desearías no volver a despertarte, sabes que eso no va a pasar, y más sabes aun que necesitas ese cariño que solo Elena te daba de chico.

Y lo abrazas, lo abrazas con cuidado, sin abrir tus ojos, solo para sentir su calor, porque eso es lo único que necesitas ahora, y agradeces que no se levante, agradeces no escuchar su voz, porque en estos momentos, solo deseas eso, abrazarlo y sentir su calor.



Narra Frank



Abrí mis ojos con pereza y abrace con fuerza el cuerpo de Gerard, estaba feliz, no sabía porque... no es que saber que lloro casi toda la noche me hiciera feliz, no... es solo que saber que fue a mí a quien abrazo, que fue conmigo con quien lloro, saber que soy lo suficientemente importante para él como para dejarme verlo así, todo eso era lo único que necesitaba, y ahora no podía dejar de pensar que Gerard iba a estar siempre conmigo, que él iba a ser solo mío, y eso es lo que me hace feliz.

- Me estas lastimando idiota – susurro Gerard por lo que abrí mis ojos, y lo solté suavemente.

- Buenos días – le dije con una sonrisa de oreja a oreja, y este solo me quedo mirando.

- ¿Que tienen de buenos? – me pregunto y me dieron ganas de ahogarlo con la almohada que estaba cerca.

- Que dormimos abrazados – le dije y le sonreí, mostrándole mi dentadura.

- Idiota – susurro y me acerque a él, dejándole un beso en la mejilla.

- ¿Por qué volviste borracho? ¿Estuviste con otra persona? – le pregunte, y si, sé que soné entre caprichoso y consentido, pero por lo que conozco a Gerard es muy probable que eso haya pasado, y él es mío, Gerard es solo mío.

- Eso debería preguntar yo – me dijo y me miro con frialdad, por lo que abrí mis ojos sorprendidos.

¿Acaso Gerard estaba celoso?

- ¿Por qué? – le pregunte, confundido.

- Pregúntale a tu amiguita rubia de ayer – dijo y abrió sus ojos sorprendido, seguro se dio cuenta que hablo sin pensar, pero eso me puso feliz, ahora si estaba completamente feliz.

- No la reconociste, ¿Verdad? – le pregunte y sonreí con dulzura.

- ¿De qué demonios estás hablando? – me pregunto enojado y mi sonrisa solo se ensancho.

- Gee... esa chica de ayer dijo ser una alumna tuya, y te buscaba a vos... como no te encontraba y no se quería ir, la bese – le dije con una enorme sonrisa – si te hubieras quedado, hubieras escuchado cuando le dije... - me quede callado y sentí que la sangre subía a mis mejillas, sonrojándome.

- ¿Qué le dijiste? – me pregunto, ahora más calmado.

- Que eras solo mío, y que ese beso era lo único que iba a conseguir de parte tuya, porque antes de irte me besaste – le dije, sin mirarlo a la cara.

- Yo no soy de tu propiedad mocoso – me susurro y solo asentí.

Tal vez no fue buena idea haberle dicho eso, tal vez ahora no quiera hablarme mas ¿Y si yo estaba equivocado? ¿Y si no eran celos?

- Frank... - me llamo, levante mi cabeza y lo mire a los ojos – si eso es lo que quieres – me dijo, agarrando mi rostro con ambas manos y juntando nuestros labios en un simple rose – voy a ser todo tuyo – me dijo y mis ojos se abrieron completamente.

Sonreí de felicidad y abrace a Gerard por el cuello, volviendo a besarlo.

- Si quiero... quiero que seas solo mío – le dije con felicidad, y Gerard solo sonrió un poco, como si le diera vergüenza hacerlo.

Pero esta fue la primera vez que vi esa sonrisa en él, esta fue la primera vez que vi una sonrisa sincera de parte de él y me enamore, me volví a enamorar como cuando tenía 16 años.

Mi celular comenzó a sonar y aunque no quería arruinar este momento, lo saque de mi bolsillo trasero, ya que me había dormido con ropa y todo, y cuando vi la pantalla era Bob quien me llamaba.

Suspire y atendí, ante la atenta mirada de Gerard.

- ¿Que pasa Bobby? – pregunte con un tono de cansancio encima.

- Frank, tu papá esta acá, vino a hablar con vos, le dije que saliste a comprar algo, así que veni ahora – me dijo y mis ojos se abrieron completamente.

- Esta bien Bob... Ya voy – dije cortando la llamada y sentándome encima de Gerard – Tengo que ir a casa – le dije a Gerard y este solo me miro.

- ¿Y qué quieres que haga? – me pregunto, y si, a veces me molesta que sea así conmigo, pero creo que eso fue lo que me enamoro. Tal vez soy una especie de masoquista.

- Que me esperes desnudo, en la cama y si es posible, bañado en chocolate – le dije, mientras me mordía el labio – así puedo lamerte completamente y después hacerte el amor nene – le dije y este sonrió de lado.

Me levante y me fui caminado así como estaba, sin bañarme, y es que no quería sentir otra cosa que no sea el olor y el calor de Gerard en mi cuerpo.


Pero estaba preocupado ¿Qué demonios hacia Cheech acá?

Un Corazón Puro - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora