Indiferencia

157 14 3
                                    

Darien quedó sorprendido no solo por lo que había escuchado de labios de su novia, la mirada de Serena era completa fría, esos ojos celestes que desboradaban solo amor hacia él hace poco parecía que lanzaran flechas de hielo en este momento. El corazón del príncipe de la Tierra estaba estrujado, en unos cuantos minutos había pasado de una felicidad absoluta al verla tan hermosa a estar lleno de tristeza porque era notable que la dueña de su corazón no se alegraba ni un ápice por verlo

– ¿Cómo estás? He querido hablar contigo, explicarte que ... – antes de que el moreno siguiera hablando Serena lo interrumpió

– No tengo ganas de hablar del asunto lo siento, es una noche hermosa y no quiero desperdiciarla escuchando excusas vacias – respondió cortante y sin dudar

– Tienes toda la razón para estar tan molesta conmigo pero por favor Serena, estos días sin ti han sido los peores, tu eres quien ilumina mi vida estoy en completa oscuridad, lamento tanto haberte lastimado, fallé en todo lo que escribí en esa carta en la que prometía tantas cosas, debí saber que se presentarían obstáculos que me podrían sobrepasar pero en actos, no en amor porque es verdad cuando te dije que mi amor por ti es mas grande que el universo, nunca podré amar a otra persona como lo hago contigo eres mi refugio, la única mujer en quien pienso y sonrío al instante – los ojos zafiro de Darien resplandecían al decir palabras de amor hacia su princesa, se podía ver la sinceridad a través de ellos, Serena lo escuchaba atentamente no quería bajar la guardia tan fácilmente, él la había herido y no merecía un perdón tan rápido – princesa, estoy dispuesto a ganarme tu perdón – continuó hablando el médico como si leyera el pensamiento de su novia – estoy dispuesto a ponerme de rodillas ante toda esta gente si fuera necesario y Haruka me golpeara por estropear su evento – ambos sonrieron ante lo último mencionado, la rubia pensaba en disminuir la rudeza hacia el joven cuando vió a la causante de su discusión en el hotel observando sin parpadear a Darien

– Dígame una cosa Dr Chiba – el cambio en el rostro de la mujer sorprendió al hombre – ¿ya dejó todo claro con su compañera de trabajo? Me imagino que después de lo sucedido estipuló una distancia – la pregunta de Serena lo dejó desubicado y calló unos segundos para responder

– No he podido hacerlo – dijo sin verla a los ojos

– Entonces no tenemos nada que hablar – comenzó a caminar, razón por la cual Darien la tomó del brazo para enfrentarse a sus ojos

– Primero eres tú, somos novios debemos aclarar esta situación – dijo Darien acercándose más a la rubia con ganas de besarla, pero ella se soltó de su agarre y dió un paso hacia atrás, le dió una sonrisa que al hombre le dió miedo

– ¿Novios? Que yo sepa para que esa palabra tenga validez las dos partes deben apoyarse y confiar mutuamente en si, yo cumplí esos dos pilares pero ya sabemos que usted no, así que dudo que la palabra noviazgo nos identifique – al de decir estas palabras tomó una copa de champagne que le ofreció un mesero agradeció al hombre y se dirigió de nuevo hacia Darien – por lo tanto esta noche soy una mujer libre sin ningún compromiso pero tranquilo es mutuo así que si desea – señaló sutilmente hacia el lugar donde se encontraba Saori y continuó hablando – puede decirle a la señorita Takahashi que lo acompañe durante la velada estoy segura que será mas ameno pasarla con una mujer médico que con una chiquilla tonta

– No seas ridícula Serena – habló entre dientes el hombre – no tengo nada con Saori esta velada la quiero pasar contigo solo por eso he venido – en esos momentos el hombre recordó la presencia de Diamante y los celos se hicieron presentes – ¿o es que acaso tu si tienes compañero para esta noche?

– No – contestó muy segura y con esa sonrisa fría había acogido – pero... estoy segura que no será ningún problema conseguir uno – dicho eso pasó por el lado de Darien como si no existiera, el joven médico estaba lleno de rabia, la sangre le hervía al observar las miradas que Serena recibía pero era lo obvio era un diosa al andar y el no podía decir que era suya

La PruebaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora