9. Dulce Navidad (I)

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Este capítulo se compone de dos partes... y ambas serán dedicadas a la maravillosa ***Franyelisbella***

Muchas gracias por las preciosas palabras que le dedicaste a mi obra y por tomarte siempre el tiempo y el cariño de ponerte en la piel de mis personajes, tan bien como lo has hecho hasta ahora. 

Esta personita tiene una historia preciosa en su perfil, no dudéis en echarle un vistazo, ¡os enamorará!

Esta personita tiene una historia preciosa en su perfil, no dudéis en echarle un vistazo, ¡os enamorará!

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Diciembre

—Pero ¿no puedes pedir un cambio de turno, cariño?

     —No, maitea. Es complicadísimo hacer cambios en estas fechas, ya lo sabes. A alguien le tenía que tocar —suspira mi padre, resignado, dándole un beso fugaz a mi madre—. De verdad que lo siento, pero el sábado os lo compenso y nos vamos todos juntos al cine. Bueno, si Edu quiere, que a lo mejor ya no le interesa pasar tiempo con dos abuelos como nosotros —bromea.

     Acabamos de empezar las vacaciones de Navidad y ya tenemos el primer drama familiar. Por lo visto, a papá le han puesto un turno de guardia de veinticuatro horas en el hospital justo el día de Nochebuena, lo que significa que, desde el mediodía del 24 hasta el mediodía del 25, va a tener que estar haciendo gastroscopias, atendiendo virus de estómago y sacando biopsias, en lugar de cenar en familia nuestro ya tradicional cerdo asado con piñones y salsa de pera. Mamá está indignada, porque en su centro tienen a cuatro médicos digestivos en plantilla y hace dos años ya le tocó a él también hacer la guardia ese día, de modo que estaba convencida de que no volvería a tocarle tan pronto. Pero, las guardias no funcionan así.

     En realidad, me apena que no pueda pasar ese día con nosotros, ahora que estamos un poco mejor. La verdad es que desde que empecé la carrera, está un poco menos tenso. Sé que le costó mucho aceptar que no quisiera seguir sus pasos o que no me planteara, al menos, apostar por un ámbito profesional más "tradicional", pero parece que desde que ha visto que me lo estoy tomando en serio, está empezando a aceptar mi decisión. 

      Puede que el hecho de que le preparara un dossier con información sobre salidas profesionales y casos de éxito de gente que ha estudiado lo mismo que yo aquí en España, tuviera algo que ver, quién sabe. En cualquier caso, me alegra que haya cambiado su actitud, esto suaviza las cosas entre nosotros.

     —Si no tengo nada que hacer, me parece bien —señalo—. Pero no dejéis elegir a Emma. No puedo soportar otras dos horas de elfos cantarines en pantalla.

     —Creo que mi padre es un elfo... —se pone a canturrear la aludida, imitando al famoso anuncio de la tele, solo para hacerme rabiar.

     —Calla o te meto un calcetín en la boca y te advierto que todavía están sudados de la práctica de básquet.

The F wordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora