Para ser tan menuda, Laura es una marimandona de cuidado y persistente como un dolor de muelas. A pesar de que todavía no hace un mes que nos conocemos, no ha dudado un segundo en perseguirme por la facultad para intentar convencerme. Según ella, soy una persona creativa y tengo buenas ideas, así que está segura de que juntas podremos organizar una fiesta de Halloween "legen... wait for it... dary", como dice siempre. Claramente, la maratón de Cómo conocí a vuestra madre que se está pegando estos días, acabará por afectarnos a todos. Al final, he aceptado por puro agotamiento, pero si llego a saber que hacerlo sería tan extenuante, me habría quedado calladita.
―¿Ya sabes de qué te vas a disfrazar? ―me pregunta, con sus ojitos brillantes, mientras preparamos juntas la lista de adornos que tenemos que ir a comprar esta semana.
―No creo que vaya a disfrazarme...
―¿¡Cómo que no?! ¡No puedes hacer eso!
―¿Por qué? No es mi estilo, Laura...
―Porque eres una de las organizadoras. La gente confía en ti hasta el último segundo y eso, amiga mía, incluye el vestuario. Menuda imagen darías como anfitriona. No, no ―niega con la cabeza, efusivamente―, de ninguna manera. Tenemos que buscarte algo.
―Lau... ―replico lentamente, intentando controlar el enfado en mi voz-, nosotras no somos las anfitrionas. Vamos a hacer la fiesta en casa de Kayla, ¿recuerdas? Nosotras solo ayudamos. A-yu-da-mos.
―Es lo mismo.
―No, no lo es.
―Claro que sí. Bueno, me da igual. ¡Cassie! ¡No me dejes sola en esto! Please, please, please ―me suplica, juntando sus manos y haciendo un mohín con los labios.
Si tuviéramos suficiente confianza, podría mandarla a la mierda y quedarme tan a gusto, pero ni soy la chica que era hace dos años, ni quiero ganarme una enemiga como ella durante el resto del curso. Al fin y al cabo, solo es un disfraz.
―Está bien, tú ganas, pero el disfraz me lo busco yo y no podrás quejarte. Ni preguntar antes de verlo ―añado rápidamente, antes de que se apunte a venir de compras conmigo.
La mirada de ilusión que me dedica mi nueva amiga me hace sentir como si le hubiera regalado un poni por Navidad y no puedo evitar sonreír. Es una plasta, pero desprende tal energía positiva que me es imposible estar de morros con ella por mucho tiempo. Me recuerda a Bea. Seguro que también cree en cristales y chakras.
Al recordar a mi amiga, inevitablemente la imagen de Edu toma forma en mi mente. A pesar de que me prometió llamarme hace unos días, no lo hizo. De hecho, no hemos vuelto a hablar desde entonces porque no conseguimos coincidir, pero hoy me ha confirmado mediante un mensaje que no está bien con Paulina. Lo sospechaba, porque hace mucho que no me habla de ella, pero no consigo que se abra del todo con este tema. Es como si cada vez que le he preguntado por ella durante todos estos meses, corriera una cortina entre nosotros que solo me permitiera ver a trasluz. Es muy frustrante. Me molesta que no pueda sincerarse conmigo con este tema. A veces me pregunto si lo hace porque cree que me incomoda, por cómo me puse la Nochevieja pasada; otras, imagino que simplemente quiere separar la relación que tiene con ella de la que tiene conmigo para dedicarnos toda su atención por separado. Por eso, aunque me muero de ganas de preguntarle qué ha ocurrido, voy a esperar a que sea él quien me lo cuente por propia voluntad. Espero que algún día lo haga.
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The F word
Teen FictionEdu quiere ser músico. Cassie quiere ser astrofísica. Edu cree en su guitarra. Cassie solo cree en sí misma. Cassie sabe que la vida no es sencilla y que a menudo te recibe con una patada en los ****. Y Edu... Edu solo sabe que Cassie es la persona...