22. ...and a Happy New Year

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***Capítulo dedicado a Mari__Romero***

Muchas gracias por el apoyo y el feedback que le has dado a mi historia. Me alegro muchísimo de que te esté gustando y que sepas que pienso seguir los consejos que me has dado ❤️

¡Espero que te animes pronto a escribir algo tú también!

Y ahora sí, sin más dilación... os dejo con el siguiente capítulo. Que lo disfrutéis

Una vez más y sin que haya un motivo real, más allá de la euforia del momento, una explosión de gritos, risas y bramidos inunda el salón de la casa de campo de Marc, el lugar donde nos hemos reunido para celebrar la fiesta de fin de año y que, sor...

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Una vez más y sin que haya un motivo real, más allá de la euforia del momento, una explosión de gritos, risas y bramidos inunda el salón de la casa de campo de Marc, el lugar donde nos hemos reunido para celebrar la fiesta de fin de año y que, sorprendentemente, está más lleno que el metro en hora punta. Todos sabemos que es un tío extrovertido y risueño, pero lo cierto es que en ningún momento imaginé tal poder de convocatoria. Me incomoda un poco estar con tanta gente en un sitio tan pequeño. Creo que soy más de petit comité.

      A pesar de que es difícil mantenerse en grupo entre tal marea de hormonas, de algún modo he conseguido quedarme cerca de Dafne y de Bea, quien de vez en cuando se escapa para estar un rato con Urrutia, pero acaba volviendo, y nos pasamos la siguiente hora bailando y riendo sin parar, víctimas del buen humor que se respira en el ambiente y de los ritmos latinos que salen de los altavoces. Nunca han sido del todo mi estilo, porque las letras de muchas de esas canciones me parecen denigrantes, pero admito que hay excepciones y con esas sí que siento como mis caderas se dejan llevar un poco más.

      Aprovechando que he ido a servirme algo de beber, escaneo la sala en busca de mi objetivo. Prácticamente no he cruzado palabra con Edu en toda la noche, en parte porque es imposible encontrar a nadie por aquí, en parte porque su novia (sí, novia), no se separa de su lado. Pero ya me he puesto el firme propósito de hablar con él hoy y eso es lo que pienso hacer con ayuda de Arantxa, a quién le he pedido que distraiga un rato a su amiga mientras yo me llevo a Edu a algún lugar más tranquilo.

      Por fin, distingo una cabeza morena un poco más alta que las demás, recostada contra el marco de la puerta de la cocina y le hago un gesto a Arantxa, a quién tengo a la vista, para que cumpla su parte. Mientras tanto, tomo aire y me adentro en el océano de cabezas, hasta llegar a su posición, con éxito.

      —Marc, te lo robo un momento —alzo la voz por encima del gentío, señalando a Edu, a lo que él me responde haciéndome una señal de OK con el pulgar.

      El pelinegro me dirige una mirada de asombro, arqueando las cejas, pero me sigue sin rechistar. Pensé que, siendo una casa particular y no una sala de fiestas, sería más sencillo moverse de un lado a otro, pero la sala está tan abarrotada de gente que casi no veo por dónde voy. Sigo andando en dirección a donde creo que se encuentran las escaleras, pero a mitad de camino, un tío borracho perdido trastabilla hacia atrás y por poco me cae encima. Edu lo evita en el último segundo, agarrando mis hombros por detrás para acercarme a él, dejando que el beodo se recomponga y siga la fiesta. Le doy las gracias y esta vez le cojo de la mano para ir más rápido y no perderle por el camino, y solo unos cinco o diez minutos más tarde, sin exagerar, conseguimos llegar al pie de la escalera.

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