12. Sorpresa a la inglesa

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***Capítulo dedicado a LucasChampion***

¡Por dedicarme tan bonitas palabras siempre en tus comentarios! Un gran poeta, no dudéis en visitar sus antologías, son estupendas.

¡Por dedicarme tan bonitas palabras siempre en tus comentarios! Un gran poeta, no dudéis en visitar sus antologías, son estupendas

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Abril

Siento el móvil vibrar en el bolsillo de mi pantalón y me pongo nervioso, pensando que pueden estar teniendo problemas para encontrar algo de la lista. Disimuladamente, cuando el profesor se da la vuelta, aprovecho para echar un vistazo de reojo al grupo de WhatsApp, rezando porque no se les haya caído la bandeja de minipizzas por el camino o algo parecido.

Marc [14:46]: Tío, ¿te queda mucho? Acabamos de llegar a tu casa con las cosas y no nos abre nadie...

      Entro en pánico momentáneamente. ¿Cómo que nadie? Se suponía que mi padre tenía libre hoy, ¿dónde narices se ha metido? Como nos pille...

Marc [14:47]: Nada, tío, falsa alarma, estaba plantando un pino.

      Dejo ir un suspiro airado y tecleo, disimulada y rápidamente, mientras miro la hora, con impaciencia.

Yo [14:48]: Joder, no me des esos sustos. Me quedan 10 minutos y voy para allá. Intentad no montar mucho jaleo.

Arantxa [14:49]: No entiendo por qué insististe en hacer la fiesta en tu garaje. Así nos va a pillar enseguida. ¡Que vivís enfrente!

Yo [14:54]: Era lo más fácil... Ella tenía que venir de todos modos a mi casa hoy para la clase de música. Así no sospechará.

      Marc, Arantxa y Urrutia me ponen emojis con los ojos en blanco y, tras prometerles que en poco tiempo estoy con ellos, vuelvo a guardar el móvil.

      Hace unos días, se cumplió un año desde que Cassie y su familia se mudaron a nuestra ciudad y como, a pesar de nuestras diferencias al principio, hemos terminado haciéndonos buenos amigos y se ha convertido ya en parte del grupo, hemos pensado que sería buena idea hacerle una fiesta sorpresa para celebrarlo. 

      Arantxa tiene razón, hacer la fiesta en mi casa es una invitación con luces de neón a que nuestra amiga nos descubra y se nos vaya a la porra el plan, pero además de la cercanía y de la excusa de las clases, mi garaje es el único lo suficientemente grande para meter a toda esa gente y el único que cuenta con el equipamiento técnico que necesitamos. Además, así la tarta no tiene que viajar demasiado lejos, pues la ha preparado la señora de la casa y mejor repostera de la ciudad: mi madre.

      Resoplo y poso las palmas de las manos sobre mis piernas, para calmar el nerviosismo con el que mis zapatillas repiquetean en el suelo, esperando a que termine la clase. He quedado con Cassie a las seis, quedan tres horas y todavía no tenemos nada preparado. A buena hora se me ocurrió apuntarme a las sesiones extra de Acústica Musical.

The F wordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora