Cosas del DreamSMP

Hace un año pt 2

Esta continuación es traída a ustedes gracias al poder de un comentario preguntando por la reacción de Dream. Todos agradezcan a ese comentario.

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“En frente de la Caja de Pandora, George admiraba lo que habían hecho el día de hoy. Juntaron todo el servidor para conmemorar un año desde que existe este smp.

—Feliz año, Dream. —Susurró para si, como si el contrario pudiera escucharlo.

Y, ¿quién sabe? Tal vez, y solo tal vez, lo hacía.

Y eso le bastaba a George.”

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Uno, dos, tres, cuatro... Pop, una gota de la obsidiana llorosa cayó sobre el suelo de su celda.

—Uno, dos, tres... —comienza a contar de nuevo, sus ojos entrecerrados por el cansancio mientras mantiene la vista fija en una de sus pocas fuentes de entretenimiento.

Pop.

Se preguntaba que día era, probablemente una ocasión especial gracias a como Sam lo miró cuando fue a dejarle su ración de patatas de la semana.

¿El aniversario de la Independencia de L'manburg? ¿O tal vez ya se cumplían más de seis meses desde su encierro?

Suspiro, echando la cabeza hacia atrás. Tanto tiempo encerrado, con sus propios pensamientos y ni una visita, probablemente era lo mejor, el tiempo encerrándolo en una caja en la cual nadie recordaría su existencia nunca jamás.

No debería sentirse triste por ello, así que decide no tratar de pensar en ello.

Pero afuera comienza a escucharse ruido, estridente y continuo. Por un momento cree que es más tnt cayendo sobre prisión, pero no siente nada temblar, no entiende que sucede.

—¿Sam? —cuestiona, sin saber si esperar una respuesta o no, levantándose de su lugar.— ¡Sam! ¿¡Qué rayos está pasando?!

Más ruido, se queda callado y trata de escuchar, cierra los ojos, trata de calmar su respiración y...

Fuegos artificiales.

Jamás podría olvidar el sonido de los fuegos artificiales, no después de escuchar a Technoblade dando un discurso sobre porque una ballesta con fuegos artificiales era el arma superior a todas.

Se le escapa una media sonrisa, sea lo que sea que se célebre, debe ser grande para causar tanto ruido.

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... —comienza a contar cada fuego artificial que escucha, caminando en círculos por su celda, cree escucharlos afuera, justo afuera de Pandora.

Pero eso es absurdo, ¿cierto? ¿Qué loco se pondría a lanzar fuegos artificiales en un lugar como este?

Escucha pistones, esos sí son dentro de la prisión, pierde la cuenta cuando voltea a ver a la lava ardiente que cae, una pena que Sam haya puesto barrotes para evitar que se acerque más a ella.

—¡Sam! —grita cuando ve al guardia del otro lado, un atisbo de emoción por la interacción humana escapándose en su voz antes de recordar que el guardia ya estuvo ahí hace no menos de un par de horas.