Tal vez te gusta llorar frente al espejo porque crees ser capaz de superarlo.
Por el mero hecho de que un espejo es una ilusión.
No necesitas comerte las angustias con las cutículas y el esmalte.
Solo consigues enredar más tus ideas con ese mechón que tienes ahí.
Podrías sobrevivir sin hacer agonizar tus labios, encadenados con tus blancos dientes.
Tus piernas piden rosas que te alejes de su piel.
Deja escapar el aire
Las piezas que osan llamar por tu nombre no merecen la tortura.
Tú no mereces el martirio.
Solo deja que las uñas crezcan contigo, las mejillas se sequen, el pecho pare de correr, tus lágrimas olviden de una vez como ahogar un alma.
Solo... Olvidalo.