A veces

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Aveces, cuando me miro al espejo y me doy una sonrisa muy bien ensayada siento que mis ojos en el reflejo imploran al otro lado de la realidad clemencia y paz.

A veces me siento infeliz, rota y desesperada.

Sin dios o madre que me tomen.

Y lloro, pues a veces olvido que tengo hermanos que llorarían por mi.

Y esta bien, si no ¿como me voy a dar cuenta de que estoy desperdiciando la vida lamentandome por cosas de niños?

Y cuando me siento más sola que en cualquier otro momento comienzo a llorar por todo y nada, en el camino a casa; sollozando y callando mis gemidos con el agua y la musica.

A veces ya no se que se puede hacer para callar el rugido de la soledad que me acompaña e ignoro, al simular que presto atención a las tóxicas obsesiones que tengo.

¿Cómo se encuentra la tranquilidad? ¿Donde?
En uno mismo resulta un tanto contraproducente. Siendo un revoltijo de sentimientos exagerados.

Ya no se que quiero, por ahora me encuentro en piloto automático; esperando a un cambio en el camino para conectarme y dejar la espesa pesadumbre que tomo de trapo.

La vida me huele a fango, mi cuerpo colapsa buscando un rincón en donde llorar.

A veces quisiera morir.

Diario de mi juventudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora