Pasaron la noche y parte de la mañana investigando a Mason. No había mucha información para trabajar, era el hermano mayor de dos, se convirtió en el heredero mayoritario de una empresa ganadera después de la trágica muerte de sus padres, todos sus estudios fueron realizados en instituciones privadas al norte del país regularizados constantemente en casa con tutores y finalmente graduado en la carrera de historia universal, la empezó a ejercer hace un par de años en Chicago pues antes de eso vivía y trabajaba en la ahora quemada finca Verger, motivo por el que se mudaron él y su hermana.
Chiyoh y Matthew hicieron el resto dándoles acceso a sus cuentas bancarias, historiales, cuentas personales y demás.
Internamente, Will agradeció de nuevo a Bev por su disposición para cuidar a su hija mientras él y Hannibal se encargaban del patético cerdo. Aspiró el desodorante genérico del auto alquilado despejando su mente, se preguntó que estaría haciendo el doctor con exactitud que no pudo acompañarlo, sin duda hubiera sido más amena la espera.
Volvió su vista a la parte trasera del edificio escolar y movimientos lejanos le advirtieron la presencia de alguien, un hombre con un ridículo atuendo para estar en una escuela y un niño se acercaron en la hierba, asumió que eran Mason y Alex. Bajó el vidrio para poder escuchar con más claridad la conversación que iniciaron, cosas comunes salían de ambos como la rutina o datos semi relevantes sobre sus familias, Mason sacó lo que parecía un caramelo y el niño lo aceptó de buena gana.
No esperó mucho para ver que el rubio comenzó a tocar las piernas de Alex haciendo que se le correspondiera, cuando vio que las indicaciones iban más allá de los muslos no pudo detenerse a pensar antes de bajar del auto y arrojarle una piedra que atinó justo en la cabeza del bastardo, el pequeño huyó pidiendo ayuda.
Se escondió en un callejón viendo como acudían otros docentes y el policía de la entrada buscando a al responsable, suspiró deseando poder irse pero aún debía seguirlo para tener una idea más clara de lo que hacía en su día, esperaba que al menos Hannibal y Abigail la pasaran mejor.
Bev condujo y se sometió al escrutinio de la tutora de su sobrina para que le permitieran la salida, al parecer uno no podía ir a una escuela con la ropa arrugada, guantes quirúrgicos y un cabello claramente desordenado porque parecías pertenecer a la lista negra.
Después de ir al parque y pasar a un centro comercial llegaron a su departamento, tomaron una ducha y se pusieron cómodas para hacer sus respectivas tareas antes de darse un descanso.
Estaba preparando la carne para los tacos de la cena cuando escuchó un crujido.
— ¡Hey!
Eso no era bueno.
—Que no sea el jarrón de mamá, que no sea el jarrón de mamá — murmuró. Bajó el fuego y se dirigió a la sala de estar, encontrando a su gata, Leia, dando vueltas alrededor de los trozos de cerámica que hace unos minutos eran la taza de Abigail.
— Quiso tomar mis bombones pero le dije que no eran para gatos y cuando dejé el libro en el estante solo la rompió — explicó la pequeña, señalando el desastre de malteada en el piso.
— No te preocupes, es una cosa glotona y vengativa, de todos modos la taza era fea ¿Estás herida?.— Abi negó con la cabeza.— Por lo menos, hazme un favor y trae una bolsa, cajón superior a la izquierda del refrigerador.
Juntas limpiaron el desastre de la primogénita Katz y pusieron la mesa. Beverly nunca había sido una maravilla en la cocina pero desde que Abigail llegó a la vida de Will y por consiguiente a la suya, muy a su pesar tomó consejos del Dr. Lecter, además de un curso intensivo de tres meses para poder garantizar comida decente a la niña en crecimiento, quien entre tantos platillos decidió que los tacos de carne deshebrada serían los favoritos de la noche.

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Save my childhood
FanficLa pequeña Abigail se topa con un cerdo que sus padres jamás llevarían a su mesa pero se encontrarán más que dispuestos a llevarlo al infierno con tal de proteger a su familia, un tal Mason Verger.