Era un pequeña punzada que jugaba con sus nervios, angustia y desesperación tomando como prisioneros a sus dedos quienes se tambaleaban sobre sus muslos esperando la respuesta al otro lado del teléfono.
-¿Bruce? ¡Bruce!- finalmente dejó salir una voz aguda envuelta en tristeza.
Colgó el aparato dejándose caer sobre el banco y escondiendo su rostro entre sus palmas. Riley estaba conciente de que esa llamada era suficiente para que en ese momento empezara a buscar a su amigo.
El chico de la pañoleta al presenciar la escena y con el poco conocimiento que tenía acerca de esos casos, se limitó a posar su mano sobre el hombro de la ojimiel.
-¿Estás bien?- preguntó con cierto tono de preocupación acompañado de indiferencia.
-Buscaré a Bruce por mi cuenta.
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Apenas había transcurrido un insignificante día a los ojos de la castaña en el que no había avanzado nada en el paradero de Yamada. Las personas cercanas a ellas ya habían notado las extrañezas con las que había estado actuando. Especialmente el par de hermanos y su amigo Robin, pues estos buscaban formas de distraerla del caso.
-¿Recibiste la invitación?- formuló el rubio.
-Sí, ¿Van a ir?
-Riley no tiene más amigos, su madre lo hace porque la quiere.
Volvió a aparecer el silencio incómodo a su alrededor mientras miraban a la joven trazando líneas en un mapa mientras que a su vez escribía en un cuaderno.
-Tengo un idea.- comentó Gwen.- ¿Y si la invitamos al arcade?
Finney asintió formando un sonrisa con esperanza.
-¿Vienes Robin?
-Tal vez, estoy entregando unos trabajos de matemáticas antes de que el maestro me repruebe. Los veo luego chicos.
Despidió dando una última mirada a la ojimiel. Aunque el moreno no lo admitiera con alguna expresión facial, él también sentía inquietud, más desde las palabras que ella había mencionado pues no sabía de lo que fuera capaz.
Pasaron unos minutos antes de que dieran el timbre para la vuelta a los salones, la castaña entró al mismo salón que el hermano mayor de los Shaw, le dedicó un ademán y se apresuró a tomar el asiento a su lado.
-Hola.
-Hola, Gwen y yo...- balbuceo- queríamos saber si quieres venir al arcade hoy por la tarde.
Por un breve momento, Riley olvidó su angustia conmovida por la preocupación de sus amigos.
-Mi mamá me dejará ir solo si va Jasper, espero no haya problema.
