Prólogo

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La menor observó con horror el espeso líquido carmesí que salía de la herida de cuchillo del cuerpo que acababa de apuñalar. Empujó con dificultad su torso para quitarlo de encima de su regazo y exhaló ruidosamente, buscando el cuchillo que acababa de dejar caer al piso.

Su respiración era agitada y todas sus extremidades estaban llenas de rasguños y heridas que él le había provocado en el periodo de unas cuantas semanas. Sentía como su pecho era aplastado y su corazón se encogía en su interior.

Su cuerpo yacía junto a ella, careciente de vida. Pero ella sabía que ese no era el final.

Él no descansaría hasta verla muerta. Él regresaría, él siempre regresa.

A WAY TO KILL THE SOUND | 𝗃𝗎𝗇𝗂𝗈𝗋 𝗑 𝗋𝖾𝖺𝖽𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora