El adolescente apagó el motor del auto y abrió la puerta poniendo extremo cuidado en no golpear el Pontiac Parisienne rojo de los 60's que Tiffany amaba más que a su vida. Junior se sobresaltó cuando escuchó como Glenda azotaba la puerta con una santa fuerza que hizo que los cristales y el auto entero vibraran.
Sus ojos rápidamente se posaron en ella, observándola con una mirada fulminante y de aburrimiento. Qué miserable se sentía sabiendo que los dos ahora estaban comprometidos de cierta forma.
Los dos entraron a la mansión de Tiffany y fueron recibidos por el olor de galletas recién salidas del horno tomando control de toda la casa. Ambos caminaron por los largos pasillos de altas paredes hasta llegar a la cocina, en donde Junior vio como Glen leía un manga sentado en un taburete y Tiffany se quitaba unos guantes de cocina.
La rubia y esbelta mujer y el chico pecoso de cabello corto pelirrojo giraron su cuello al unísono para verlos. Los ojos de Glen se abrieron como platos al verlos juntos, y fue hasta ahí que Junior se percató de que no tenían algo planeado para justificar el hecho de que ambos habían salido al mismo tiempo.
Mierda. Definitivamente tendría que contarle todo a Glen más tarde.
-¡Junior! ¡Glenda! -Tiffany habló en un chillido y extendió sus brazos, provocando que la atención del adolescente ahora se posara en ella. Los dos caminaron lentamente hasta quedar a unos centímetros de ella, en donde fueron capturados por sus brazos unos segundos después. Junior sólo prestó atención en no tocar a Glenda mientras le devolvía el abrazo a Tiffany-. ¿¡Cómo les fue!? ¿¡Tienen hambre!? ¡Horneé galletas para los dos!
Tiffany los soltó después de unos cortos segundos y entrelazó sus dedos junto a su mejilla mientras los observaba, soltando una pequeña risita. Junior se obligó a sí mismo a curvar sus comisuras en una media-sonrisa casi imperceptible. Su humor simplemente no le permitía mostrar una genuina.
Bastó con escuchar dos pequeños pasos detrás de él para que su sonrisa desapareciera, y sus manos se convirtieran en puños. Junior deseó tener una buena excusa para huir a su cuarto y no tener que encarar a Charles, para no tener que verlo a los ojos. No lo había traicionado, pero así es como él lo sentía.
Era bueno ocultando sus sentimientos. Eso nunca había sido un problema para él antes, y no tenía porqué serlo ahora. Junior inspiró aire silenciosamente y giró su cuerpo para ver a Chucky en forma de muñeco. Su forma humana era la que normalmente se veía más en casa, pero había salido de la ciudad para arreglar uno de los tantos «problemas» que tenía que resolver para ejecutar el plan contra los Slater sin ningún contratiempo.
Junior no pudo evitar sentir su estómago revolverse mientras veía el rostro de Charles y recordaba la conversación que tuvo con Glenda. Y también el hecho de que estaba escondiendo algo de ellos por alguna razón desconocida.
-Hola, niños -El muñeco los saludó y Tiffany no tardó en acercarse para cargarlo en sus brazos y levantarlo a la altura de su pecho. Chucky la miró de arriba a abajo y volvió a hablar-. Hola, muñeca.
Tiffany soltó una risita y Charles se estiró para tomar una galleta de la bandeja sobre la barra de la cocina. Mordió una esquina de ésta y observó la sonrisa entusiasta de Glenda y los labios presionados en línea recta de Junior que simulaban una sonrisa también.
-No sabía que habían ido juntos.
Mierda.
-Uh... no lo hicimos, de hecho -El adolescente escupió lo primero que se le ocurrió y giró su torso ligeramente para ver a la pelirroja-. Glenda se metió en mi auto para asustarme.
Chuck se echó a reír y volvió a morderle a su galleta.
-¿Funcionó? -respondió con un tono juguetón.
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A WAY TO KILL THE SOUND | 𝗃𝗎𝗇𝗂𝗈𝗋 𝗑 𝗋𝖾𝖺𝖽𝖾𝗋
Hayran KurguTodos hemos pasado por la misma situación. Ese efímero, pero doloroso momento en donde nuestro mundo se cae a pedazos y nos damos cuenta de que todo en lo que alguna vez creímos y amamos no es nada más que ceniza alrededor de cientos de escombros. N...