4 - Pacto

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—¿Puedo preguntar de dónde conoces a Junior y hace cuánto?

Lexy caminaba muy cerca de mí con la intención de que Hades y Lizzy no escucharan nuestra conversación. ¿De dónde había sacado la confianza para preguntarme algo tan personal y acercarse tanto a mí? Peor aún. ¿Qué se supone que le dijera? Junior y yo no habíamos quedado de acuerdo en nada todavía.

Y ni siquiera había aceptado ayudarlo. Pero bajo estas circunstancias sería una completa imbécil al no hacerlo.

El asesinato de mis padres fue algo muy resonado en el 2020. Todos los tenían en un altar de personas poderosas que ni siquiera dudaron en creer la mentira de que alguien había dado la órden de asesinarlos.

Asesinato que tomó lugar en una de sus casas de descanso, mientras su hijo mayor estaba en un viaje escolar fuera de la ciudad. ¿Y la menor? Bueno, ella fue la que descubrió los dos cuerpos al bajar a la cocina por algo de beber. Llamó a la policía, fue retratada como una víctima más y finalmente enviada a una institución en donde iban doctores y psiquiatras a revisar y supervisar su salud mental y mejoras después del evento traumático que en este caso fue la muerte de sus dos padres.

¿Por qué Hades no me acompañó, ya que él también sufrió la perdida de sus dos padres? Bueno, porque la tía Sandra, la única persona que sabía que la mala de la historia no era nada más y nada menos que la niña de trece años que los policías encontraron empuñando un cuchillo de cocina en el medio de la sala, junto al cuerpo de sus dos padres ahora difuntos, decidió darle un hogar a Hades. Pero no a mí.

—No entiendo por qué te importa —respondí en un murmullo sin mirarla.

Pude jurar ver como la rubia se mordía la lengua para evitar seguir preguntando. Al menos no estaba actuando tan histérica como hoy en la mañana después de enterarse que pasar tiempo conmigo ahora sería parte de su rutina diaria. La curiosidad me invadió al recordar que iba a hablar con Lizzy del tema, la miré de reojo y noté que ella ya me estaba mirando.

—Junior es mi amigo, ¿sabes? —murmuró entre dientes.

¿Intentaba intimidarme? Aparté mis ojos de los suyos y la espalda de mi hermano se convirtió en una muy interesante vista que no pude resistirme a admirar.

—¿Y?

—No lo pregunto por ti, lo pregunto por él.

Giré mi cuello levemente para verla y mi expresión seria se mantuvo intacta. No entendía si era por su inexplicable odio hacia mi persona o porque se sintió excluida después de haberme visto con Junior que estaba discutiendo esto conmigo.

Solo había una forma de averiguarlo.

—Si de verdad fuera tu amigo te lo habría contado él mismo, ¿no crees? —dije y volví a mirar el camino. Interpreté su silencio como una muestra de que había dado en el clavo—. ¿Hace cuánto se conocen?

—¿Hace cuánto se conocen ustedes? —contraatacó al instante.

Suspiré internamente. Si quería respuestas de su parte, debía darle lo que quería primero.

—Un mes.

—Cinco años.

Mi entrecejo se arrugó por sus palabras. La sospecha de que supiera que era un asesino se volvió otra de mis cuantiosas dudas sin resolver. ¿Siquiera era posible eso? No, no lo creía. Lexy no tenía la pinta de guardar un secreto tan grande como ese, o de ser una asesina.

Porque si se relacionaba con Junior tan tranquilamente no veía por qué no podía hacer lo mismo que él. Negué con la cabeza descartando esa idea. Sí, podía estar muy mal emocionalmente o tener algunos traumas de intermedio para llevarla a actuar de la manera en la que lo hace, pero no creía que lo llevara al extremo. No me parecía ese tipo de persona.

A WAY TO KILL THE SOUND | 𝗃𝗎𝗇𝗂𝗈𝗋 𝗑 𝗋𝖾𝖺𝖽𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora