7 - Cambios

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El teléfono repentinamente se encendió en medio de la oscuridad. La inesperada luz provocando que los ojos de Junior se achicaran y su entrecejo formara una "v". Su primera idea fue pensar que tal vez era Charles llamando para apurarlo. Era Chucky, no había nada que le importara más que los Slater y el plan que había creado para deshacerse de ellos. Al menos en ese punto de su vida. No le sorprendería si unos meses más tarde interrumpe el desayuno para mostrarles diapositivas de toda la información que tiene de una persona de su pasado— y de las siete maneras diferentes que ha pensado para decapitar a su familia.

Junior rodó en su cama para tomar el teléfono. Su suposición desapareció y se vio reemplazada con confusión cuando vio que eran las ocho y que tenía tiempo de sobra para pasar por ti. Se fijó en el número y soltó un bufido. Desconocido.

Junior rodó en su cama para tomar el teléfono. Su suposición desapareció y se vio reemplazada con confusión cuando vio que eran las ocho y que tenía tiempo de sobra para pasar por ti. Se fijó en el número y soltó un bufido. Desconocido.

Rodó de vuelta al lugar en el que había estado acostado y observando el techo por más de una hora, ahora sosteniendo el teléfono cerca de su oído y con el gorro de su sudadera aparentando ser una almohada.

—¿Hola? —la voz del adolescente tembló y sonó más rasposa por la falta de uso.

Su frente se arrugó al escuchar como alguien chistaba la lengua al otro lado de la línea. Pasó saliva, intentando aliviar la resequedad de su garganta.

—¿Estabas dormido, holgazán? —habló una voz femenina.

Las facciones de Junior empezaron a relajarse lentamente mientras asimilaba la situación. Le tomó unos cuantos segundos, pero no le fue difícil eventualmente reconocer la voz. Glenda.

¿Por qué no tenía registrado su número? No le tomó importancia y rodó los ojos.

Claro que era ella. De seguro notó la falta de ruido en su habitación y pensó que estaba dormido. ¿Qué mejor idea que despertarlo?

El adolescente despegó el teléfono de su oído para colgar. Pero antes de que pudiera cumplir con su cometido, escuchó como alguien le arrebataba el teléfono de las manos a Glenda.

—¡Espera! —fue la voz de su mejor amigo que se escuchó esta vez.

Junior frunció el ceño y tardó un segundo en volver a acercar el teléfono a su oído. No tenía ni puta idea de qué sucedía. Hasta ese momento razonó que tal vez se estaba quedando dormido antes de que su teléfono vibrara. Eso explicaba porque actuaba más lento de lo normal.

A WAY TO KILL THE SOUND | 𝗃𝗎𝗇𝗂𝗈𝗋 𝗑 𝗋𝖾𝖺𝖽𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora