𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 11

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Las mañanas en Valaquia eran demasiado hermosas, el cabalgar por las calles de la ciudadela y el ver a todos los seres sobrenaturales qué viven aquí convivir en paz me hace sentir bien, me hace sentir feliz.

Todos se llevaban perfectamente, daba la impresión qué lo único qué existía en esté mundo sobrenatural es la paz, desgraciadamente no es así, así cómo existe el bien existe el mal, existe la oscuridad, hay en esté mundo malvados seres sobrenaturales qué lo único qué quieren es ver al mundo arder, pero también están los héroes cómo mis padres y Draco Blackwood qué cuidan de los demás, la lucha entre el bien y el mal es algo qué se mantendrá por siempre.

Cabalgué por las calles de la ciudadela por unos minutos, los seres sobrenaturales qué vivían en esté nuevo reino estaban abriendo sus negocios, otros más se encontraban limpiando las entradas de sus hogares tranquilamente. Algunos no me dejaban de ver, uno de ellos confiaban en mí pero los demás no tanto ya qué las noticias sobre lo qué pasó el Corea hace unos cuántos días han llegado a oídos extranjeros por el mismísimo consejo de vampiros quiénes me están buscando aún para hacerme pagar.

Ignore todo lo qué tenía qué ver con el consejo de vampiros de Corea y unas cuántas calles después llegué a la plaza de la ciudadela en dónde había una enorme fuente y un montón de puestos.

Baje de mí caballo y observe con una pequeña sonrisa cómo los pequeños niños sobrenaturales jugaban entre ellos, se estaban divirtiendo en serio jugando a las atrapadas, aún recuerdo cuándo yo hacia eso, siempre me gustaba jugar con mis papás cuándo yo era un niño.

Deje de ver a los niños y fui hacia la fuente en dónde tome un poco de agua para darle de beber a Black, habíamos salido tan temprano del palacio qué seguramente el pobre tenía sed.

Mientras me encontraba dándole de beber a mí caballo pude notar cómo una anciana se iba acercando a mí, era una anciana algo bajita, de cabello blanco debido a las canas qué tenía, su rostro estaba cubierto de arrugas, su piel era blanca y sus ojos eran verdes.

—¿La puedo ayudar en algo? — La miré una vez qué ella se colocó aún lado de mí.

—He oído demasiado sobre ti, príncipe heredero — Dijo —.Eres el hijo de la mayor asesina serial del mundo, Erzébet Bathory, alias la condesa sangrienta.

—Sí, desgraciadamente soy hijo de ella.

—Tú futuro está demasiado oscuro.

—¿Disculpe? — No entendí a qué demonios se refería con eso.

—Tú... te inclinarás ante la oscuridad qué habita en tú interior, perderás a alguien importante, sentirás traición de quién lo esperabas, la irá te consumirá, una venda no te dejará ver la luz nunca más — Dice la mujer —.Tú corazón se oscurecerá de una manera qué nunca antes se había visto, y créeme joven Bastián... cuándo un corazón se oscurece, no hay forma de regresarlo a la normalidad, lo único qué le espera a un corazón así es el olvido y la destrucción, tienes qué tener cuidado sí quieres evadir todo eso, tú serás quién deba tomar la desición... sucumbe ante la oscuridad o sigue siendo luz.

—¿Qué quiere decir con eso?, ¿Corazón oscuro?, creo qué no le entendí.

—Cuándo el momento de tomar una desición llegué, entonces sabrás lo qué quise decirte, tienes qué cuidarte mucho.

—¿Es una bruja?, ¿No?, solamente las brujas hablan así.

Una sonrisa se dibujo en su rostro, ella no respondió a mí pregunta y simplemente se fue dejándome allí sin entender absolutamente nada.

—¿Qué carajos fue eso? — Susurré —.¿Traición?, ¿De quién?

Volteo y miro a mí caballo.

—Vamos al bosque un rato — Le digo para después montarlo —.Aún falta un poco para el desayuno — Comencé a guiar a mí caballo hacia la salida de la ciudadela.

Jamás había escuchado tal cosa cómo la de hace un momento, corazón oscuro.

Unos cuántos minutos más tarde ya me encontraba en el bosque, todo estaba sumamente tranquilo, no había ningún ruido más qué el de los pájaros cantando.

Cabalgué hacia el árbol de manzanas del otro día, al llegar a él corte unas cuántas y comencé a alimentar a Black con ellas, unos pocos minutos después me senté debajo del árbol y comencé a comer una manzana también.

Cerré los ojos por un momento, al abrirlos nuevamente algo cambio, Black había desaparecido, el ambiente se había puesto un poco tenso y para mí gran sorpresa ya no era de día, ahora de noche.

—¿Qué carajos...? — Murmuré poniéndome de pié.

Un fuerte ruido se presentó a mis espaldas, giré rápidamente y me topé con tres tipos con armadura peleando contra una persona  de negro, no podía ver su rostro con claridad ya qué tenía una capucha la cuál cubría muy bien su rostro.

Los hombres de la armadura eran demasiado rápidos, entonces pude saber exactamente lo qué eran.

Vampiros.

Ellos estaban teniendo la ventaja sobre el tipo de la capucha, uno de ellos saco una espada afilada y la uso para clavarla en el estómago del encapuchado.

Esté cayó sobre sus rodillas y los vampiros se colocaron frente a él con una mirada burlona en sus rostros.

—¿Quién les ordenó esto? — Preguntó el de la capucha, era un hombre, su voz lo delató —.¿No les basto con arrebatarme la felicidad? — Les dijo demasiado enojado.

Los tipos vampiros no dijeron nada, uno de ellos tomó al encapuchado por el cuello y con un solo movimiento le rompió el cuello.

—Hay qué hacer el trabajo tal cuál lo ordeno su majestad — Dijo uno de los vampiros —.Esté niño tiene qué desparecer de la historia.

Escuchó el ruido de un caballo a mí izquierda, volteo hacia allá y me topo con una carroza, la cuál venía cargando una ataúd de madera.

Venían más vampiros en ella, ellos bajaron dicha ataúd, fueron hacia sus otros compañeros y colocaron la ataúd sobre el suelo.

—Esté árbol fue el qué le dió el inició al error y a la vergüenza de la familia de nuestros señores, así cómo una vez fue la felicidad de esté mocoso, también será su infelicidad, será su prisión — Dijo un vampiro con voz sería.

Mí alrededor cambio de pronto, había vuelto a ser de día, todos los vampiros y el sujeto misterioso habían desaparecido.

Black había regresado.

Mí caballo se acercó a mí y con su cabeza me hizo reaccionar tras chocarla con uno de mis brazos.

Gracias a ello logré salir de mis pensamientos.

—¿Qué carajos fue eso?

No entendía nada de lo qué había pasado.

¿Quiénes eran todos ellos?

El sonido de mí teléfono se hizo presente, lo saque de mí bolsillo y contesté la llamada la cuál era de mí papá Vladimir.

—¿Sí?

—La familia está ya lista para el desayuno, faltas tú, ¿Dónde estás?

—Salí a cabalgar, estoy en el bosque, pero ya voy de regreso, no te preocupes, inicien sin mí.

—Bien, cómo quieras... ¿Estás bien?, te escuchas un poco raro.

—Sí, estoy bien, nos vemos en unos minutos.

—Está bien, no tardes.

—No lo haré.

Corte la llamada y guarde mí teléfono para después montar a Black.

Me debo de estar volviendo loco.

Sí, todo lo qué me ha pasado me está haciendo ver cosas, necesito un buen descanso.

Sí, eso.

Hago qué Black avance y ambos comenzamos a dirigirnos hacia el palacio.

El Heredero De Drácula: Capitulo Final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora