Algo pasa en la academia Shiketsu

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Camila  despertó ligeramente ojerosa, debido a que su sueño era interrumpido constantemente al recuerdo de aquél amor que había tenido en su adolescencia. Necesitaba serenarse o todo marcharía muy mal en su primer día de trabajo.

El departamento al que se había mudado era pequeño, pero con suficiente espacio para una joven mujer soltera. Contaba con una habitación, un baño, un cuarto de servicio, cocina, sala y comedor. Esperaba que, con su nuevo puesto como directora, pronto pudiese comprar al menos un departamento propio.

Fue a la cocina y se preparó un café para tener energía suficiente. Se dirigió a su habitación, se arregló con un una falda formal color gris, acompañada de una blusa blanca. Estuvo indecisa sobre si debía llevar un saco gris, a juego con la falda, al final decidió que sería lo mejor, ya que la mañana era bastante fría. Después de tomar sus cosas, salió hacia la Academia Shiketsu, lista para tomar el reto que representaba dirigirla.

Tenía que admitirlo, entrar en aquella escuela la ponía bastante nerviosa, aunque al mismo tiempo le hacía muy feliz saber que había iniciado una nueva etapa en su vida. Entró hasta donde se encontraba su nueva oficina, contempló por un momento el asiento de imitación de piel marrón detrás del escritorio, junto con la ventana que se encontraba tras de él, dándole vista al jardín de el plantel, se acercó lentamente y sintió una extraña sensación de nostalgia. Estaba ansiosa de contarle a sus amigos lo que estaba viviendo. 

Sobre el escritorio había una serie de reportes detallados de la escuela, incluyendo alumnos, profesores y el edificio. Se sentó para revisar aquellos papeles. Empezaría por el edificio, necesitaba conocer bien las instalaciones, para el resto se daría tiempo más tarde. Tomó el pequeño plano que venía en la carpeta y salió de la oficina a recorrer el lugar antes de iniciar las clases, ya que sería recibida por el alumnado y personal en la asamblea semanal.

Estuvo cerca de veinte minutos recorriendo pasillos y salones, cuando se dió cuenta de que la asamblea estaba a punto de iniciar. Se dirigió hacia el gimnasio, dónde se suponía que se encontraría con el subdirector.

—Profesora Kaido. Un placer conocerla.— la saludó el subdirector, un hombre alto y rubio. —Soy el subdirector Taishiro.— añadió y extendió la mano para saludarla.

—Gracias. Igualmente.— respondió ella con una amigable sonrisa y extendió su mano para estrechar la del rubio.

La ceremonia empezó.

—Buenos días. Mi nombre es Camila Kaido. Me da mucho gusto estar en la Academia Shiketsu y será para mí un placer y un honor trabajar tanto con los alumnos como con los profesores...— dijo en un pequeño discurso para presentarse al alumnado. Por supuesto que sólo fue presentada ella, ya que la escuela contaba con una enorme cantidad de personas que la hacían funcionar cada día y no alcanzaría el tiempo de la ceremonia para presentarle a todos. Ya se daría el tiempo de conocerlos.

Después de la asamblea, regresó a su oficina. Empezó a leer los reportes acerca de los estudiantes, había varios interesantes, pero nada demasiado impresionante. Enseguida pasó a leer los de los profesores, abrió la carpeta y sus ojos se abrieron de par en par ante la sorpresa.

—Tiene que ser una broma...— musitó para sí misma, al mismo tiempo en que sentía una extraña sensación en el estómago.

El reporte del primer profesor era nada menos que el de Hitoshi Shinso. Llevaba cierto tiempo sin hablar con él, así que no le sorprendía no haberse enterado de que había sido transferido a Shiketsu. Ellos tenían un pasado, pero sabía que ambos eran lo suficientemente profesionales como para sobrellevarlo. Se tranquilizó poco a poco para continuar leyendo los archivos, sin embargo, fue interrumpida antes de poder continuar, de pronto tocaron a la puerta de su oficina. Ella dió la autorización para que pasaran.

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