Celebremos

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Se escuchó la campana del almuerzo y Camila se encontraba en su oficina, terminando de leer varios archivos y ordenando los papeles de su nueva oficina, cuando alguien llamó a la puerta. —Adelante.— dijo autorizando la entrada.

—Profesora Kaido, ¿Está ocupada?— preguntó el subdirector, después entrar a su oficina.

—Estoy terminando algunas cosas.— respondió amablemente.

El rubio caminó hacia el escritorio. —¿Cómo se siente? ¿Está cómoda en su oficina?—

—Por supuesto. Es bastante amplia y tiene una vista muy buena.— respondió.

—Me alegra. En realidad, los profesores y yo organizamos una pequeña bienvenida para usted, en la sala de maestros, así que vengo a recogerla para ir hacia allá.— le dijo con una enorme y cálida sonrisa en el rostro.

Camila le sonrió de vuelta y se sintió muy conmovida por el gesto. —Me parece perfecto, pero tengo una condición.— le dijo. El rubio asintió, esperando por la petición de la castaña. —Debe empezar a tutearme. Tantas formalidades llegan a ser agobiantes.—

Toshinori extendió una mano hacia ella para que ayudarla a ponerse de pie. —Bien, pero que sea mutuo.— respondió y ella se levantó de su asiento para que, juntos, comenzaran la caminata hacia el aula de profesores. Faltando un par de metros para llegar, a la mente de Camila llegó una duda: "¿De verdad estaba lista para ver a Hitoshi y a Shota en el mismo lugar?". Era demasiado tarde para responder, ya estaban atravesando la puerta. El aula estaba llena de educadores, a la mayoría los había visto en la ceremonia de bienvenida, al resto los iría conociendo, sin embargo, ahora su mente estaba concentrada en sólo dos. Buscó con la mirada a lo largo de el aula, cuando encontró una cabellera índigo que conocía muy bien. Se encontró con la mirada de Hitoshi, éste le sonrió y ella devolvió el gesto.

En el aula, había una mesa bastante amplia, dónde cada uno de los profesores tenía un lugar asignado. Por supuesto, la directora iba a la cabeza y el su director en la otra.

—Bien, es hora de sentarnos a degustar ésta deliciosa comida, tomen asiento por favor.— dijo Taishiro y el resto de los docentes obedecieron. Saltaron a su vista dos espacios vacíos. —Hitoshi.— dijo y el nombrado volteó. —¿Dónde están Utsushimi y Aizawa?— preguntó.

—El profesor Aizawa no se sentía bien y la profesora Utsushimi tampoco.— respondió. Sabía que el rubio no le creería, pero también sabía que no haría un escándalo frente a la nueva directora. Había recibido el mensaje de Kemy, efectivamente, se sentía mal, sin embargo, era un malestar emocional, bastante fuerte y no estaba de humor como para celebrar. Pidió que se le disculpara con la directora Kaido y él así lo hizo.

Camila frunció ligeramente el entrecejo. Sintió un pequeño malestar al escuchar que Shota no estaría ahí y pensó que seguramente estaba tan impresionado cómo ella después de haberse visto. La reunión continuó, la castaña quería dejar de lado la situación del pelinegro para concentrarse en conocer al resto del personal que estaría a su cargo. Pasaban los minutos, mientras más conocía personas, los pensamientos sobre Shota iban desapareciendo.

—Es hora de regresar a trabajar.— dijo Taishiro, haciendo que todos regresaran rumbo al aula que les correspondía.

—Muchas gracias por todo.— dijo Camila, hacia el resto de los asistentes. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia el rubio, que se encontraba parado junto a la puerta. —Todos son muy amables al haber hecho esto.— añadió.

—En realidad fue idea de la profesora Utsushimi, aunque todos estuvimos de acuerdo. Lamento que ella no haya podido estar aquí.— respondió apenado.

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