Capítulo 5: Seducción de un ángel.

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A la mañana siguiente.

Alina.

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Me gire a la vez que me estiraba en la cama, bostecé por inercia y cuando abrí los ojos vi a Matthew. Tallé mis ojos y volví a verlo, estaba profundamente dormido junto a mi, abrazando uno de mis cojines mientras disfrutaba del descanso.

Me enderece un poco para tomar mi celular del mueble de noche, apenas eran las 9:10am. Últimamente comenzaba a despertar más temprano, algo inusual en mi, deje mi celular para volver a recostarme pero tocaron la puerta suavemente.

—¿Si?

James entreabrió la puerta con los ojos cerrados, reí silenciosa mirando su sonrisa avergonzada.

—El desayuno está listo —susurró con tono bajo. Oh, cierto, ya veo quien logró hacerme levantar tan temprano, James es bueno en la cocina.

—Ahora voy —me destapé con cautela, tratando de ser cuidadosa—, puedes abrir los ojos, no pasa nada malo.

Hizo caso a mi orden, encontrando a un Matthew completamente dormido, suspiró aliviado y negó burlón.

—Te espero.

Asentí y cerró la puerta, fui al tocador para peinar mi cabello en una coleta baja, cambie mi pijama por un conjunto casual y digno de una chica que no saldrá hoy de casa. Salí de la habitación tomando mi celular y dejando dormir a Matthew, parecía realmente necesitar ese descanso y no pensaba despertarlo.

—¿Por qué tiraste las rosas? —deje mi celular sobre la barra, viendo ese precioso ramo en el cesto.

—Eran para alguien que no las merece —dejó sobre la barra un plato con fruta picada y waffles.

—Pero ellas no tienen la culpa —camine al cesto para tomar el ramo, sacudiendo un par de pétalos—, están hermosas.

Inhalé su aroma con suavidad, sonriendo ante su naturalidad, camine de vuelta a la barra para quitar las flores marchitas que Nathan me regaló días atrás, sustituí tales flores por el ramo.

—¿Te gusta? —tiré las flores secas y mire a James quien sonreía con disimulo.

—Me encanta.

Tomó asiento frente a mi, estábamos por comenzar con el desayuno cuando tocaron el timbre, James se adelantó, abrió la puerta e ingresaron Evely y Jesse, ambos como si estuvieran en su propia casa.

—Llegamos justo a tiempo —entonó Evely con entusiasmo, se acercó a mi solo para robar de mi desayuno—, Nathan llegara en un rato...

—¿Qué hacen aquí tan temprano? —replique disgustada.

Jesse se acercó a mi, besó mis mejillas varias veces, haciéndome reír debido a su tan expresiva forma de dar cariño.

—¿Acaso no quieres vernos, Campbell? —el pelinegro miro mis ojos, apartó los mechones de mi rostro.

—No es eso, solo que esta vez no avisaron.

—Umh, ¿acaso estaban por hacer algo perverso? —Evely nos señaló con malicia, James rodó los ojos y fue a la cocina para servirles un poco de nuestro desayuno—, tomaré eso como un sí.

—Claro que no —espete indignada—, estas loca.

Jesse tomó asiento junto a mi mientras que la morena le daba la vuelta a la barra para sentarse junto a James quién reapareció dejando dos platos servidos para nuestros nuevos invitados.

¡Hey, Seth!: RECEPTOR. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora