2.2: RESILIENCIA 60-544.

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PARTE - 2.2

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Una vez que lo pierdes todo, no habrá nada qué te impida arriesgar tu vida para recuperar lo perdido. Al menos, ese fue mi pensamiento en el momento que dejé de sentirla.

No tengo nada que perder, no hay nada en mi vida que me interese ahora. Sin ella, era prácticamente el mismo Henderson de antes. Vacío por dentro y lleno de remordimientos.

Debo encontrar al amor de mi vida, debo encontrar a la hija de unos padres desconsolados, debo encontrar a la amiga...debo encontrarla. Alina es fundamental en la vida de muchas personas, más de lo que imaginé.

Pero para mi, es más que fundamental, mi vida se fue con ella el día que desapareció, el día en que nadie volvió a saber nada sobre su paradero. El día que...deje de sentirla.

Mi conexión con ella se había esfumado y no he vuelto a sentirla. Pero, algo me dice que ella está viva, eso alimenta mi fe. Esa pequeña voz del corazón que te dice que todo está bien y que pronto la pesadilla acabará.

Porque esto es el infierno en vida.

Saber que, pasaras el resto de tus años sin el amor de tu vida es excesivamente abrumador. No verás más su rostro, sus ojos, su sonrisa o escuchar su voz...su calidez. ¿En algún momento los ancianos olvidan al amor de su vida?

No sería capaz de olvidarla. Me he tatuado sus facciones, su presencia, su estilo y su forma de ser en el alma. Estaba marcado para ella y nada ni nadie iba a cambiarlo.

Duele tratar de seguir adelante pero, jamás lo haré. No hasta encontrar a mi 60544.

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Matthew.

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En mi cabeza solo resonaba el llanto amargo de una madre que ha perdido a su única hija, la señora Campbell se encontraba en su habitación, llorando desconsolada mientras su esposo la acompañaba. Preslie miraba de un lado a otro, nerviosa.

Mamá estaba en la cocina, sirviendo té para calmar los niveles de ansiedad en la señora Campbell. Connell estaba hablando por teléfono, acompañado de William quien estaba de brazos cruzados.

Nathan se había rehusado a dejar de buscar, estaría con él pero, mamá quería hablar con todos. Incluyéndome.

Evely salió del pasillo, con el rostro totalmente demacrado, había llorado noches para no alarmar más a la señora Campbell por las mañanas.

Mamá camino hacia el pasillo, para llevarle el té a Paolina.

—¿Algo? —preguntó Preslie cuando Connell terminó la llamada.

—No, no hay rastro de los Caza.

William estaba furioso, su semblante delataba su molestia.

¡Hey, Seth!: RECEPTOR. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora