Leybra

El Laberinto (tiempo)

Perspectiva de Anastasia, presente.

Despierto, sentado, mareará y confundida, estoy, veo el lugar donde estoy, con mi polera, chompa y mi pantalón, jean, veo a un hombre, con una barba medio, corta, alto y blanco, con camiseta a cuadros, al otro extremo a una chica sentada con lágrimas en los ojos, desesperada y angustiada; también hay un chico con una apariencia atractiva, viste una camiseta blanca, pantalones del mismo color, rubio; hay otras tres personas más, pero no las distingo bien, y también me hallo yo, con pantalones y polera negra, y zapatillas rojas.

Al percatarme más, veo algo que cuelga en su nuca, toco la mía, y, definitivamente, hay algo muy raro, algo así como una caja, me la intento sacar, pero al hacerlo, me empieza a doler, siento como chorrea la sangre, me detengo y decido ir donde estaba un joven, esta se acababa de despertar, intrigado, empieza perder el control de su mente, gritando - ¿Qué es este sitio?, ¿Dónde estoy?, quienes son ustedes?, ¡sáquenme de aquí ¡- y empieza a caminar donde estaba en chico rubio y le dice – tú, yo te conozco, ¿Qué haces en este lugar, Josué?

Yo tampoco lo sé, apártate de mi Raúl – dice mientras empuja a Josué, todo el ruido despierta a todos los demás, que empiezan a actuar de una manera confundida, solo yo y la otra chica que lloraba estamos inmóviles, me le acerco y le pregunto de una manera tímida y en susurros – hola amiga, yo soy Anastasia, ¿y tú?

Ay, yo me llamo Hana, me alegra el conocerte – dice muy tímida, pero empezaba a tenerme confianza, pero una voz nos arruinó la conversación, era de un parlante, la voz era de una mujer, una mujer que decía – en este mundo, todas las personas tienen defectos, los suyos son no ser autosuficientes, no puedo juzgarlos, yo también cometí errores en el pasado, ya pague por estos, de uno u otra forma; ha llegado el momento en que cubran su deuda con la muerte; se preguntaran, ¿Qué es aquello que tienen incrustado en su nuca?, pues es una cuchilla, una cuchilla que, en caso de activarse, les destruirá y arrancará todo lo que se llama región cervical; solo se activará cuando la cuenta regresiva acabe, esta está marcada con un cronómetro que lo indica – así que agarro el artefacto, que, por más fuerza que hiciese, no se movería, sin duda, halle a lo que se refería, estaba marcado unos 15 minutos que no cambiaban.

Para evitar su muerte, deben tomar el tiempo de otro, y así sumarlo al suyo, tienen unos 80 minutos para lograr el objetivo de sobrevivir, a lo largo del laberinto, encontraran artefactos de gran utilidad, aprovéchelos, eso es todo, buena suerte.

El altavoz se apaga, y empieza a sonar un pitido que aturde a mis compañeros, también los cronómetros empiezan a contar, el mío se activa, en cuenta regresiva, 53, 52, 51...

Las cuatro puertas se abren, a mí se acerca Hana – ¿Qué quiso decir con tomar el tiempo de otros? – pregunta temiendo lo peor – no lo sé – mentí a mi amiga, entendí bien claro a lo que se refería, entendimos bien claro lo que decía.

¿Qué tenemos que hacer? – pregunta el Josué a los demás – creo que quiere que salgamos de la habitación – responde Raúl desde la otra esquina ya preparado para irse.

Deberíamos mantenernos juntos, así evitaremos riesgos – dice una chica con una fuerte voz, luego supe que se llamó Valeria, vestida con una prenda abrigadora.

¿No oíste lo que dijo? – grita Miguel a Valeria, con una expresión desafiante – quiere que nos matemos entre nosotros, solo de esa forma evitaremos que nuestra espalda se quiebre hasta la muerte.

Ignóralo, es un viejo amargado – dice benjamín, un chico con una camiseta corta, de color amarillo.

¡¿a quién llamas amargado?!, ¡ven aquí y dímelo en la cara!– responde amargadamente Miguel!