Después del caos en la biblioteca y la confiscación de sus libros, ambos hermanos se retiraron a su habitación para "reflexionar" sobre sus acciones. Sin embargo, la reflexión resultó ser más una excusa que un genuino arrepentimiento, ya que pronto sacaron un par de libros nuevos y volvieron a sumergirse en sus lecturas, sin mostrar ningún remordimiento.
Zhang Dalai se tumbó en la cama de Zhang Yaozu, y se acurrucó entre sus sábanas. Adoraba el aroma de su primo, y a pesar de que solo habían pasado dos días desde que estuvieron separados, ya lo extrañaba. La casa donde habían ido a combatir a un espíritu maligno pertenecía a un hombre rico con varias concubinas y cinco hijas jóvenes y hermosas en la edad de casarse. Esta situación claramente no era del agrado de Zhang Dalai. Zhang Yaozu estaba en la edad donde las hormonas se alborotan y, ahora rodeado de mujeres, Zhang Dalai podía sentir cómo la ira empezaba a hervir dentro de él.
¡Era mejor para esas mujeres no tocar a su hombre!
Claro, siempre y cuando quisieran conservar sus lindos rostros.
Zhang Dalai abrió un libro y comenzó a leer. Tendría que esperar hasta regresar a casa para que su shimei le prestara su copia de aquel libro que estaba confiscado, sería realmente peligroso pedir que se lo mandara y terminara siendo incautado por algún curioso que no supiera respetar la correspondencia ajena. Aunque al principio no le tuvo fe, la trama había resultado realmente interesante, y el libro ya estaba agotado en las librerías, por lo que le sería imposible obtener otra copia en este momento. Además, era muy probable que ese individuo despreciable y su séquito aún los estuvieran vigilando.
Zhang Dalai, frustrado y enojado, se encontraba reflexionando sobre la posibilidad de hacer algo para ser expulsado de la secta y así quedarse en casa, donde los golpes de su tía le parecerían menos dolorosos que su actual sufrimiento por no saber qué le depararía al protagonista del libro que estaba leyendo.
En otro rincón de la habitación, Zhang Ayan estaba sentada sobre cojines, disfrutando de la última jarra de su reserva de vino afrutado. Más de 50 frascos de este famoso vino ya habían terminado en el estómago de esta bebedora profesional, ganadora de títulos en las competencias anuales del clan Zhang, y a pesar de las advertencias de su médico sobre cuidar su hígado, no pensaba dejar de disfrutarlo. Planeaba aprovechar la ausencia de Zhang Yaozu para salir por la noche y comprar más. Aunque le pareció extraño que según sus cálculos le estuviera faltando una jarra, aún así no le dio mucha importancia.
Lo que Zhang Ayan aún no sabía era que Zhang Dalai le había robado la jarra faltante aquel día.
Mientras se deleitaba con un sorbo de vino, Zhang Ayan sacó la carta que su shimei le había enviado. Como de costumbre, sus ojos se dirigieron directamente a la pregunta recurrente sobre el estado de la relación entre Zhang Dalai y Zhang Yaozu, y si había habido algún avance. Al leerla, soltó un suspiro prolongado; una introducción amistosa o saludo inicial parecían inexistentes. Ni siquiera un simple "¿Cómo estás?" o un "¿Cómo va todo por allá?" acompañaban la indagación sobre la relación entre sus hermanos mayores.
Comparándolo con las cartas de su shijie, Zhang Ayan no pudo evitar notar la falta de sutileza de su prima. Las misivas de su shijie solían comenzar con preguntas más generales, como "¿Ya se metieron en problemas?" o "¿Necesitan un abogado?". Incluso añadía un toque humorístico, advirtiendo a Zhang Dalai que si se metía en líos, ella misma tomaría medidas severas (pero aunque sonara cómico para algunos...ella sabía muy bien que no se trataba para nada de una broma sino de una advertencia seria).
Mientras meditaba sobre cómo abordar la respuesta a su prima, Zhang Ayan decidió omitir ciertos detalles, especialmente aquellos relacionados con las "interrupciones" que ella misma había provocado en el avance de Zhang Dalai al siguiente nivel. Optó por una respuesta más sencilla, que limitara la información a un simple "Sin cambios". Además, agregaría algunas palabras para describir sus días sin sumergirse en demasiados detalles, evitando la monotonía de las cartas que enviaba a su shijie, donde solo abordaba temas específicos y pasaba por alto los problemas en los que "casi" se involucraron por algo un poco más entretenido y anexado a la verdad.
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CAMINANDO SOBRE LOS RESTOS DE MI PASADO
RandomSe conocieron en la infancia y se volvieron hermanos jurados. Ambos crecieron en el mismo clan, incluso compartieron el mismo apellido. El hermano mayor, un talento sobresaliente, visto cada cien años. La hermana menor, una mujer muy lista capaz de...