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Natasha's POV:

Tomé las dos maletas grandes de la parte trasera del auto, mientras observaba a Lilah intentar arrastrar todo su equipaje hasta la puerta de la casa.

Mi nuevo hogar.

Suspiré pesado y observé la fachada, el techo cubierto de nieve, al igual que todo a nuestro alrededor. "Con un poco de suerte, este lugar no será tan frío como Volgograd", pensé para mí misma. Creo que si extrañaré mi ciudad después de todo, en especial porque empezar de cero nunca es fácil.

Caminé hasta la habitación principal solo para descubrir que Lilah ya se había instalado. Me miró con una sonrisa inocente mientras caminaba hasta el armario con un montón de ropa para distribuirla entre los cajones.

- No me mires así - se encogió de hombros- te has tardado demasiado en entrar, así que no me pareció que te importaría si tomaba esta habitación. La del otro lado del corredor es muy grande también y tiene buena iluminación. - me dio la espalda y siguió en lo suyo. Exhalé y negué con la cabeza, ella podía ser un tanto egoísta a veces. No le dije nada, estaba cansada por el viaje y no tenía ganas de discutir.

Me dirigí hasta la habitación continua, que estaba al final del pasillo. Estaba oscuro y se podía ver claramente la pieza de la casa vecina desde la ventana, que por cierto, no tenía cortina. Deje las maletas junto a mi nueva cama y decidí que ya habría tiempo para desempacar. Así que tome mis llaves y mi billetera. 

-Voy por un café, ¿quieres algo? - Lilah me miró un segundo antes de entrar al baño y hablar a través de la puerta.
-Una ensalada de frutas o un yogur está bien, gracias. -

Me puse mis botas de nieve, dispuesta a caminar hasta el Starbucks que vi mientras veníamos de camino, calculé que no debían ser más de dos o tres bloques de distancia.

Respiré hondo dejando que el aire helado calara mi nariz, observé los árboles cubiertos de nieve, no parecía ser distinto a mi hogar, pero Rusia seguía siendo más hermoso. Pensé en llamar a mi padre para avisarle que ya estaba instalada, pero la diferencia de horario me recordó que quizá estaría durmiendo. Lo extrañaba, pero dijo que este cambio era necesario para salvarme la vida. 

Lake Tahoe se veía bastante más animado en las fotos de internet. Supongo que tendría que acostumbrarme. De todas formas, debía empezar las clases pronto. Ya llevaba dos años estudiando en la Universidad de Volgograd cuando papá me comentó sobre la posibilidad de terminar mis estudios aquí. Una beca casi completa en la universidad comunitaria de este pequeño pueblo me permitiría cuatro semestres de bachillerato en educación para luego graduarme como profesora de literatura. 

Al llegar al café, pude notar que estaba algo lleno y la fila no se movía, por lo que me entretuve un segundo mirando los vasos de colores que resaltaban en el mostrador, hasta que escuché a un hombre quejarse a toda voz.

-¡¿No puedes decidirte ya?! El resto de nosotros no tiene todo el día, maldita sea - levante una ceja y me gire para descubrir que un hombre grande y calvo le estaba gritando a la chica que parecía no saber qué pedir en la caja. Se veía petrificada. Maldito idiota.

-Hey! HEY!, ¿por qué no la dejas comprar en paz, imbécil? - le grité desde mi lugar, con un acento que me delataba claramente como ciudadana no americana, el tipo se dio vuelta inmediatamente con la cara roja de ira.

-¿Quién te crees que eres para hablarme así? Malditos extranjeros. Devuélvete a tu país. - levanté una ceja y lo miré a los ojos. He practicado el idioma desde los 10, pero aun así mi acento no se ha ido por completo. Nadie más en la fila dijo nada para aliviar el ambiente. Los ánimos se tensaron y cuando los trabajadores se dieron cuenta, una de las chicas abrió la caja de al lado y atendió al hombre.

Llegó mi turno y pedí lo que necesitaba, cuando lo fui a recoger, la chica a la que el tipo le había gritado se puso a mi lado. Pude sentir su aroma de inmediato, era dulce, pero sutil, como de fresas o flores. Me hizo pensar en esos soleados días de verano, cuando mamá solía llevarnos al parque a hacer un pícnic y siempre compraba un ramo de lirios antes de llegar al parque.

-Gracias por levantar la voz por mí, no era necesario - me volteé hacia ella un poco desorientada y me encontré con los ojos verdes más hermosos que jamás había visto. Era más alta que yo, por lo menos una cabeza más alta, su nariz pequeña y el cabello castaño claro y largas ondas le daban un aspecto muy delicado. Parecía un hada.

Quizá mi nerviosismo fue demasiado grande o quizá me di cuenta de que llevaba más de un minuto observándola sin decir nada, pero ella sonrió y yo, a pesar de querer decir algo, no pude articular nada elaborado.

- ¡Oh! Mm... No... N-no fue la gran cosa- tartamudeé. La vi soltar otra risita e irse mientras se despedía con un gesto de mano. Cuando cruzó la puerta de salida me di cuenta de que estaba conteniendo el aire, exhalé.

Mierda.

Volví a la realidad y entonces un pánico me abordó enseguida. Una ola de miedo y disgusto me recorrió el cuerpo. No podía sentirme así en público. Miré a mi alrededor para verificar si alguien había presenciado lo que acababa de pasar. Todos parecían estar absortos en su mundo. Me tomó un momento volver a la normalidad,  nadie se ha dado cuenta, nadie podía apuntarme con el dedo. 

Mi corazón se calmó y sentí asco de mí misma. No quería verla de ese modo, mi ansiedad me llevó a imaginar lo ridícula que me vi, entré en pánico otra vez, ¿y si la hice sentir incómoda? 

Recibí mi café y al salir de la tienda, miré para todos lados en busca de la chica, pero claramente se había ido. Suspiré, su imagen seguía en mi cabeza, haciéndome sentir perturbada, pero una parte, en lo profundo de mi ser, realmente esperaba volver a verla. 

Rodé los ojos para mí misma con pesar y seguí mi camino hacia la casa. Me maldije a mí misma varias veces antes de doblar en mi calle. Ni siquiera había preguntado su nombre, podría haber sido mi primera amiga aquí, quizá eso habría apaciguado mis pensamientos desviados. 

Mi abuela solía repetirle a mi padre que algo andaba mal conmigo cuando era pequeña, ella lo sabía incluso solo con mirarme. Aún podía recordar el momento en el que me descubrió besando a una compañera de escuela a los 9, le rogué que entendiera que solo practicábamos para cuando tuviéramos novios, pero no me creyó. Ese día me obligó a quedarme una hora parada en la nieve, descalza. 

Antes de morir, me hizo prometerle que encontraría un buen esposo para tener una familia, fue justo después cuando conocí a Sebastian, y por un momento, pensé que me había curado. Mi abuela me había mandado un hombre para casarme, y luego de dos años, lo arruiné. 

Me detuve frente a la casa y noté mi pulso acelerado, pensar en eso me había angustiado. Saqué un cigarro de mi bolsillo y lo encendí. "Aquí es diferente -dije en un susurro para mí misma- ya no tienes de qué preocuparte". Y tenía razón, estaba sola ahora,  quizá incluso podía bajar la guardia un poco.

Solo un poco.

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Nota de autor:

Holis <3 qué tal?

Primera historia wandanat y espero que la disfruten :)

Solo un par de aclaraciones:

Esta es una historia original con personajes pertenecientes al MCU que fueron adaptados para este fic.

Es una historia LGBTQ+ con una pareja lésbica (Wanda y Natasha) por lo que no acepto comentarios homofóbicos/ misóginos/machistas de ningún tipo.

También a modo de ⚠️Trigger warning⚠️ este fic tocará temas de violencia de género, homofobia internalizada, abuso, tráfico y armas. Además de tocar temas de salud mental como depresión y ansiedad.

Por lo demás, espero que les guste :) no olviden comentar y llevarse bien en la sección de comentariosss🤍

CRUEL WINTER // WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora