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Nat's POV:

5:50 a.m

Apagué la alarma antes de que pudiera emitir algún sonido. No había pegado un ojo en toda la noche.

Me giré sobre mí misma para quedar boca arriba sobre la almohada, con la vista fija en el techo. Parpadeé para acomodar mis ojos a la oscuridad de la habitación, las paredes blancas y el suelo cubierto por una alfombra grisácea creaban una atmosfera que parecía aún más desoladora que cuando el sol entraba por la ventana.

Suspiré, sintiendo mi pecho contraerse.

Me llevé  las palmas de las manos a los ojos, en un esfuerzo por alejar esa sensación de mi mente. Pero no pude. Quise llorar, pero aun teniendo un nudo en la garganta, las lágrimas no fueron capaces de salir,  haciéndome sentir impotente.

De pronto, mi percepción de la realidad comenzó a distorsionarse. Me vi a mí misma flotar en un abismo, y tuve una urgencia desgarradora por volver a mi casa en Rusia, con mi madre.

¿Por qué no podía volver?

Deseaba tanto que ella estuviera aquí. Tuve la necesidad de abrazarla, de contarle todo: de mi padre, de Sebastian, sobre Ivannia, sobre mi nueva vida aquí, de Bruce, y sobre todo, de Wanda.

¿Habría ella estado de acuerdo con mis tendencias? No podía saberlo con certeza. Mis dedos juguetearon con el dije que colgaba de mi cuello: una pequeña flecha de plata.

Ella me lo había dado antes de morir. "Para que cuando no sepas hacia dónde ir, dejes que esto te guíe...", dijo acostada en la cama del hospital, llevando su peluca favorita, de pelo rizado color cereza, con una sonrisa en el rostro. Esa fue la última vez que la vi.

Mamá jamás dejó que presenciaramos lo derrotada que estaba por la enfermedad. Peleó hasta el final, incluso una vez que el cáncer se apoderó completamente de ella, decidió que quería irse bajo sus propios términos. Dejó de tomar sus medicinas e hizo su mejor esfuerzo por verse como antes de su enfermedad: llevaba su atuendo favorito, una cazadora de cuero negro, una camiseta blanca y sus vaqueros holgados, así como también su pelo y maquillaje intactos.

Tal y como si el cáncer nunca la hubiera alcanzado.

No deseaba que la recordaramos moribunda en una cama de hospital.

Volví a tocar el dije de mi cuello. ¿Me guiaría lejos de Wanda?  Intenté imaginar mi vida junto a Bruce, sin volver a verla, e inmediatamente sentí pánico.

La imagen de Wanda se coló en mi mente sin previo aviso, me dejé llevar y fantaseé con qué habría pasado anoche si, en vez de alejarla, la hubiera besado otra vez. Imaginé sus manos recorriendo mi cuerpo y sus labios besando mi cuello. ¿Habríamos pasado la noche juntas si Bruce no hubiera estado presente?

Una sensación de calidez me inundó el cuerpo al evocar esas imágenes. Sabía que la respuesta era un sí  y por primera vez, me cuestioné si era lo correcto querer deshacerme de lo que sentía.

Suspiré frustrada y me di media vuelta para tomar mi teléfono. Busqué entre mis mensajes el chat con Clint.

"Clint... ¿estás?"

"Son las 6 de la mañana, corazón. ¿Qué haces despierta tan temprano?"

"No pude dormir. Wanda vino a verme anoche"

"Un pajarito me lo contó. ¡Qué emoción! ¿De qué hablaron?, ¿por fin le dijiste que te gusta? ¡Por favor, dime que al menos se besaron!"

Hice una mueca y giré mis ojos al leer ese mensaje.

CRUEL WINTER // WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora