CRUEL WINTER // Wandanat

8

Nat's POV:

Salí de la facultad apenas las clases del día terminaron, porque no quería encontrarme con Wanda por los pasillos.

De camino al trabajo, recordé las palabras de Clint: no tenía que vivir con la mentalidad de mis padres...

Pero... ¿cómo podía cambiar cuando todo mi entorno era tan rígido?, mi mente me traicionó y pude ver el rostro decepcionado de mi padre cuando me descubrió, y lo oscuros que fueron esos días previos a mi partida.

Me detuve ahí, no quería pensar en aquello realmente. Entonces la vibración de mi móvil me distrajo. Lo tomé enseguida pensando que podía ser un mensaje de Wanda, pero sentí una ligera desilusión cuando leí que era de mi padre.

"Hola hija, ¿cómo estás? Me preguntaba si habías podido enviarnos el dinero que prometiste..."

Lo que me faltaba, mi padre no dejaba de sorprenderme.

"No, Alexei. No podré enviarles nada aún."

Lo llamé por su nombre como solía hacer en casa cuando estaba molesta con él. No pude evitar sentir una punzada en el pecho.  Guardé el teléfono sin esperar su respuesta.

Admiré el cielo, completamente despejado, y cerré los ojos por un segundo. Podía ver como todo se volvía ajeno a mí. Mi familia ya no era mi familia, vivía en un país extraño, en una casa que no estaba ni cerca de sentirse como un hogar y conviviendo con personas que solo pretendía conocer. 

Y entonces estaba Wanda, que se sentía como una bocanada de aire fresco y a su vez extrañamente familiar...

Suspiré, exhausta de mis propios pensamientos.

Al llegar al hotel, crucé el casino de la entrada para llegar a la puerta de servicio. Caminé rápido por el pasillo. Al llegar, me cambié de ropa y guardé mis cosas en el casillero con mi nombre.

Había conseguido el puesto hace algunos días, y aunque no había hablado con todos los que trabajaban ahí, se veían bastante amables. Sharon, la recepcionista y única persona con la que había entablado una conversación desde el primer día, estaba en su puesto de siempre.

La saludé luego de acomodarme los botones del uniforme y ella me devolvió una sonrisa mientras contestaba el teléfono del mesón.

Honestamente, agradecía que no fuera alguien de muchas palabras. Mi cabeza seguía pensando en mil cosas por hora y sentía que si me hubiera preguntado cómo estaba en ese momento, me habría largado a llorar.

Sharon debía tener unos 35 a lo sumo, tenía un largo cabello rubio que siempre parecía llevar perfectamente peinado, acompañado de un maquillaje muy suave y un uniforme impecable.

Tomé la lista de las citas del día, no tenía ninguna agendada hasta las 6 pm y aun me quedaba una hora, por lo que decidí tomar la llave del área de la piscina para doblar algunas toallas.

Quería despejar mi mente un poco.

En el camino volví a revisar mi teléfono, pero aún no tenía nuevos mensajes de Wanda. Al parecer, sí se había enfadado luego de que la ignorara en la cafetería.

Guardé el móvil y abrí la puerta que llevaba a la piscina. Al parecer estaba vacío.

El área acuática era enorme, al entrar había un lugar donde podías recoger y dejar toallas, junto a ellas, una salita donde se almacenaban y a su lado, los camarines. La piscina de agua templada también contaba con un jacuzzi.

Me dirigí al contenedor donde tenían las toallas sucias para dejarlas en el carro de lavandería. Como no había nadie, decidí ponerme los audífonos mientras doblaba las toallas que habían dejado limpias por la mañana.