CRUEL WINTER // Wandanat

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Natashas's POV:

-Quiero ir contigo...- Tomé sus manos en un intento de impedir que saliera por la puerta. Las lágrimas salían de mis ojos sin control. Ella suspiró y miró el techo en un intento de que sus ojos no se aguaran. - Por favor... no me hagas esto...

-No seas tan necesitada Natasha, no quiero que vengas conmigo. - su voz tembló. Sabía que lo que estaba diciendo era mentira. Ella tiró de su brazo, soltándome las manos. Intenté sujetarla de nuevo, pero sujetó mis brazos a cada lado de mi torso y me sacudió un poco. 

-Pero... pero prometiste que estaríamos siempre juntas. - mi voz se desvaneció al decirlo. Ella cerró los ojos y negó con la cabeza. Intenté sostener su mirada, quería que recordara todas las promesas que me hizo durante las últimas semanas, todos los besos, todas las noches juntas. Pero su mirada se ensombreció de pronto y me soltó, alejándome de ella. Su rostro con una expresión que reconocía, pero que no quería aceptar, porque si lo hacía, significaba rendirme ante su pérdida. 

-¿Juntas?, ¿de qué hablas Natasha?, esto no significó nada, ¿me oyes? NADA - ella soltó una carcajada que me desconcertó, me quedé inmóvil mientras ella avanzaba hacia la puerta. - Solo estaba jugando contigo. Yo no soy como tú, jamás podría. MÍRATE. - me apuntó con sus manos y yo me sobresalté como una niña pequeña que está siendo regañada. - No quiero volver a verte en la vida. NO me llames, NO me busques, ¿entendiste? Se acabó. 

Solo parpadeé un par de veces, pero no me moví.

- Asiente, necesito saber que entendiste lo que te acabo de decir. - demandó pasando sus manos por su rostro. Yo solo moví mi cabeza de arriba a abajo, haciéndole saber que había escuchado sus instrucciones. - Bien. 

Abrió la puerta, me lanzó una última mirada antes de salir y cerró de un portazo. 

Desperté en medio de la oscuridad, desconcertada y con una presión terrible en el pecho. Me senté en la cama y miré la hora en mi teléfono, eran recién las 5:50 de la mañana, el sol aún no salía y hacía mucho frío como para levantarme a desayunar. Quise llorar, no había sido una pesadilla, era un recuerdo. Me sostuve la cabeza con las manos en un intento desesperado por despejar mi mente, sin éxito. 

Abrumada por lo real que se había sentido, decidí dejar que las emociones me consumieran por primera vez desde que había llegado a América. Las lágrimas empaparon mi almohada rápidamente, pero no le di importancia. Debo de haber llorado al menos una hora antes de que mi alarma comenzara a sonar, me limpié la nariz y los ojos con la manga de mi camisa para dormir antes de caminar en la oscuridad hasta el baño para darme una ducha.

Ya no quería pensar en eso. Dejé que el agua se llevara todos mis sentimientos, intentando mejorar mi ánimo antes de clase. No quería tener que lidiar con Lilah preguntando por mis ojos hinchados o mi actitud, así que al salir de la ducha y mirarme al espejo, me sonreí empeñada en mejorar mi día, pero solo pude deshacerme de esa sensación de ahogo luego de ponerme un poco de maquillaje encima.

Salí sin preocuparme de Lilah, realmente no quería lidiar con su persona. Solo quería ver a Wanda, quizá así mi día podría mejorar. Me acomodé los audífonos en los oídos mientras caminaba lentamente a la parada de autobús. 

Una vez en la Uni, pasé mis dos primeras clases buscando a Wanda con la mirada, incluso por los pasillos en los recesos, pero no pude encontrarla. A medio día ya me había dado por vencida, decidí almorzar con Clint en su auto mientras escuchábamos música y nos reíamos de algunas anécdotas que me contaba de su adolescencia. Él me hacía sentir extrañamente relajada, cómoda con su cercanía, como si nos conociéramos de toda la vida.