1. Champiñones y hongos

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Era de noche, prácticamente de madrugada, y esta era una noche mas de insomnio que se sumaba a la lista, estaba nervioso, demaciado nervioso para su mal gusto. No debía de sentirse de este modo, pero así se sentía, en el fondo sentia que no estaba listo o que todo el plan se iría a la mismísima mierda poe una equivocación suya, y es que, no todos los días estas a nada de cometer un asesinato a una persona. Se estaba arrepentiendo de seguir las locas ideas de su amigo, odiaba ser influenciado tan fácilmente por Billy, pero no tenía de otra, era su amigo y no pensaba dejarlo sólo en esto. Ni siquiera lo habían llevado a cabo todo ese plan y ya le estaba afectando, no podía dormir y si lo hacia tenía esos extraños y perturbadores sueños. Necesitaba despejar la mente de todo eso, no pensar aunque sea poe un segundo en el asunto del asesinato de esa mujer.

Sus padres no estaban lo cula no era de sorprenderse, asi que no tenía problemas con ir a la planta baja y hacer lo que se le plazca.

Su mente era todo un caos, miles de pensamientos surcaban en ella tan velozmente que no era consciente de ellos, pensaba en todo y nada a la vez, pero a él no le importaba eso, solo tenía tres metas en mente que esas nunca se le irían, al menos que las complete. Primero y principal nesesitaba darse una buena y larga ducha en el baño, luego vería si había algo de comer, y después de satisfacer su hambre, vería si podía pegar siquiera un ojo. Lo del baño podía esperar, lo más importante ahora era comer algo, para su infortunio no había nada de comida ni en el refrigerador ni en la alacena, se había olvidado de hacer las compras. Fastidiado, se dejo caer como peso muerto sobre el sillón, estirando con pereza su mano hacia el control remoto encendiendo de eata forma el televisor.

Fue de canal en canal buscando algo entretenido que ver, con la esperanza de que, de todas al final se aburra y se termine durmiendo, eso nunca fallaba. En lo que cambiaba de canales algo atrajo su atención, regresando al canal que antws había cambiado, era un publicidad sobre una pizzería que había abierto hace poco, no leyo muy bien el nombre del local, puesto a que algo mas atrajo su atención, "Si su pedido no se le es entregado en menos de treinta minutos es gratis" solo eso basto para que tomará el teléfono y llamará al local, según lo mostraban en eaa publicidad aquel establecimiento se encontraba al otro lado de Woodsboro, asi que al repartidor le costaría bastante llegar a su casa antes de que pasen los treinta minutos requeridos. Y sus nervios regresaron, no estaba del todo seguro que aquella pizzería se encontrará aun abierta a tales horas de la noche, pero sus nervios se desvanecen cuando ea atendido por una chica, que a juzgar por su tono tan ido de hablar, seguramente estaba drogada.

Hizo su pedido, a lo que aquella joven repitio lo mismo que en el anunció, y dejando el teléfono a un lado no le quedaba de otra que ser paciente y esperar a que su pedido llegará.

Mientras al otro lado de la ciudad, una pizza con champiñones y hongos era preparada rigurosa y meticulosamente por un chef de origen italiano que se había mudado a América en busca de nuevos horizontes. La pizza en menos de diez minutos fue preparada y entregada en manos del repartidor, quien se trataba del sobrino del chef, pero de eso se hablará mas a fondo en otro momento, lo importante ahora era que ese muchacho logrará entregar el ultimo pedido de pizza de esta noche en menos de diez minutos o menos, ese joven tenía una meta y era bastante simple de hecho, siempre llegar antes de que los treinta minutos se cumplan, él jamás permitiría que el cliente sienta la satisfacción de no tener que pagar. Dio marcha al motor y arrancó como si se tratará de un relámpago, era de madrugada, esto hacía su trabajo mucho mas sencillo que antes, al no haber prácticamente ningún auto se le era facil transitar con mas libertad, acelerando el motor sin preocupaciones.

Por su parte Stu, estaba confiado de que el repartidor llegaría tarde, tan solo faltaban diez minutos para que la media hora se cumpliera asi no tener que pagar la pizza. Pego un sobresalto cuando oyo a la distancia el motor de un vehículo, y al asomarse por la ventana se encontró con que el repartidor había llegado con diez minutos de adelanto. ¡Esto era inaudito! No era posible que llegara tan rapido de una punta a la otra. Dispuesto a protestar fue abrir la puerta ain darle tiempo al repartidor de tocar el timbre.

Pizza delivery ᴳʰᵒˢᵗᶠᵃᶜᵉ/ˢᵗᵘ ᴹᵃᶜʰᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora