9. Llaves

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Cuando en la fiesta se enteran de la muerte del director Himbry, la mayoría de los chicos en la fiesta se dirigen a la escuela para ver su cadáver, y Clark también quizo irse, no para ver el cuerpo del difunto director, en realidad tan solo deseaba ir a buscar a su hermano Kenny, todo este asunto de los asesinatos en la ciudad, la muerte de su mejor amiga y este típico escenario de película de terror que estaba viviendo en estos momentos, no tuvo otra opción que irse en busca de su hermano, lo quería proteger, pero no al mismo tiempo no quería irse, al menos no todavía, por lo menos quería despedirse de Stu antes de marcharse así sin más, permaneciendo de este modo, allí sentado en el sofá, viendo Halloween en compañía de Randy; ya se estaba cansando de tanto esperar, se supone que Stu tuvo que haber vuelto hace mucho, sólo había ido en busca de una cerveza, ¿Acaso la había ido a fabricar o qué? De otra forma no le hallaba explicación a su prolongada tardanza.

Cansado de tanto esperar, de un salto ya se encontraba de pie dirigiéndose a la cocina en busca de algo de comer, no tenía hambre, pero comer siempre lo ayuda a pensar, aun que la única comida que había en la cocina eran las pizzas que el mismo trajo, y si algo debe confesar en momentos como estos, es que no le gusta la pizza, se le era repugnante, trabajar en la pizzería de sus tíos le causaron este asco e intolerancia a esa masa circular. Y como no quería comer eso, comenzó a buscar alguna otra comida en la cocina, encontrándose con una barra de chocolate oculta detrás de un paquete de galletas, las cuales pensó en comerlas, pero esa idea fue descartadas al ver que ya estaban vencidas, teniendo que comerse el delicioso chocolate.

Con el rostro embarrado de chocolate, toma sus padres, por que viendo las cosas como están, duda de que Stu aparezca; despidiéndose de Randy se dispone a irse, al salir, a la distancia ve una camioneta blanca, como la que utilizan los seqcuestradores, así que evitará a toda costa acercarse a ese vehículo. Buscando entre sus bolsillos sus llaves, pero no había caso, era como si hubieran desaparecido, teniendo de este modo regresar al interior de la vivienda, yendo a la sala de estar en la que todavía Randy permanecía viendo la película.

-Randy-lo llama, a la ves que busca sus llaves entre los cojines del sillón- ¿De casualidad has visto mis llaves?

- ¿Te fijaste si no las habrás dejado en la cocina cuando llegaste? -inquiere.

-No, ya me fijé-dice, intentando hacer memoria de donde las pudo haber dejado-... Y Stu aún no regresa, ¿Verdad?

Sin despegae la mirada del televisor dice sin mucha importancia-Tal vez este con Tatum.

La sola idea de que Stu estuviera con Tatum lo hizo sentir... Raro. Una especie de incomodidad mezclado con enojo y tristeza, algo extraño a decir verdad, no le gustaba el pensar de que Stu estuviera con su novia en esa circunstancia, lo molesto muchísimo y a la vez lo entristece bastante, todo esto se le era tan confunso. Sacude la cabeza, como queriendo eliminar esos pensamientos pesimistas de su mente, debía de concentrarse en encontrar sus llaves y no en eso.

Estando en la cocina toma una lata de cerveza que había ahí, tenía un poco y no dudo ni por un segundo el beberse el contenido de esa y otras más que habían allí. Y ahora que se ponía a pensar, se aún idiota, ¿Cómo se le ocurre que sería buena idea ir a la fiesta? Era de esperarse que el asesino de Woodsboro apareciera en la fiesta en casa de Stu, listo a dar el acto final en donde luchará con la chica final, la virgen, aun que duda de que alguien aquí fuera una virgen, la mayoría de las chicas que vio esa noche ninguna era una santa, en cortas palabras, en esta fiesta nadie saldría con vida por culpa de la ausencia de una mujer virgen, porque la historia nunca es al revés, no se trata de un chico virgen, debe ser una mujer. Y viendo su situación, no ce piso unidades de supervivencia, era negro (o más bien de tez morena), extranjero y sabía demasiado acerca de lo que puede o no pasar, así que prácticamente se morirá si seguía aquí en la fiesta, pero estaba borracho y apenas podía mantenerse de pie, mucho menor manejar.

A pesar de ser consciente del peligro que corría si permanece ahí y el que correría si maneja en ese estado de ebriedad, continuó buscando sus llaves- ¿Clark? -sobresalta al escuchar la voz de Stu, al girarse lo he como ocultaba algo tras suyo, no le tomo importancia- ¿Qué haces todavía aquí? La fiesta ya se acabo o eso creo, ya que no hay nadie.

-Mi-Mis llaves-sus palabras sonaban idas, como lejanas, tal vez era el efecto del alcohol.

-Creo que las vi por aquí-dice, a lo que acto seguido las comienza q buscar bajo la atenta mirada del moreno, sonriendo con nerviosismo al encontrarlas tiradas bajo la mesa-, aquí tienes.

-Gracias, Stu-murmura.

Dispuesto a irse toma las llaves y se dirige hasta su motocicleta, pero detiene su caminar cuando es sujetado de la mano por Stu-No te puedo dejar ir en ese estado, eso sería demaciado imprudente-explica, sabía que no estaba bien lo que haría t que se metería en problemas con Billy si lo hacía, pero era lo mejor, o eso espera-, puedes quedarte a dormir, tengo una habitación para los huéspedes aquí abajo-algo dudoso acepta ir con él, sin soltar su mano fue guiado hasta dicha habitación en donde a penas todo la cama cayó inconsistente, durmiendo tan plácidamente. Pobre alma en desgracia que no está enterada de todos los asesinatos que se llevarían al cabo esa noche en aquella casa, varios muertos, y un enfrentamiento entre la chica final y los asesinos, aunque quien sabe, tal vez la presencia de Clark cambie el rumbo de los acontecimientos-Dulces sueños.

Pizza delivery ᴳʰᵒˢᵗᶠᵃᶜᵉ/ˢᵗᵘ ᴹᵃᶜʰᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora