Lorens Barnnes

Me pregunto como estos hombres se le ocurrieron estas grandes historias, bueno yo solo apenas e escrito el patito feo, y si acaso porque tiene hasta más de 3 páginas y eso...

-¿te parece?- la voz de Oliver me trae al mundo.

-¿Que?.

-que si te parece bien hacer la tarea en mi casa.

-e e e- me quedé pensando

-¿no escuchaste nada de la clase, verdad?- me atrapó

-disculpa, es que de repente me sumerjo en mis pensamientos.

-nos dejó de tarea leer unos 3 libros, hacer su conclusión y decir que tiene en común- me explicó ¿en que momento dijo eso la maestras? De verdad que no escuché nada, entré como en un trance o algo parecido

-si en tu casa estaría bien.

-ok, bueno como te decía...

Después de todas las clases, al final del día, fuimos asu casa, pasamos todo el camino hablando de tonterías y de todo un poquito, al llegar, es una gran casa, tenía muchas flores, una fuente, y la puerta de madera muy bonita.

Oliver saca de su bolso unas llaves y abre la puerta

-adelante.

-gracias- digo educadamente y paso.

Hay una gran sala que da camino a una cocina con un gran mesón blanco, en el medio una mesita larga y baja con a los lados dos muebles y un largo sofá, y una escalera muy elegante de madera con escalones blancos, era como un gran laberinto. Me perdería muy fácil aquí

-Tu casa es muy bonita- trato de no sonar como un pez de pecera viendo por primera vez el mar.

-si, mi papá lo compró hace años.

Avanzamos a la sala y nos sentamos en el suelo para alcanzar la mesita, puse mi bolso en la mesita y saqué los libros mis marcadores y mis libretas.

-Bueno, tu lee este, yo leo este, y después nos dividimos el otro-le pasé el libro, él lo abrió y empezó a leerlo.

Ya iba por la página 13, me sentía feliz, a este paso lo iba a terminar en un abrir y cerrar de ojos, bueno, eso pensé hasta que vi que eran 300 páginas

-
Concéntrate Lorens me dice mi Conciencia.

Trato de ponerle toda mi atención. Pero de repente se escucha una madera rechinar, unos pasos en el piso de arriba.

-¿Tienes hermanos?.

-Si, tres, yo soy el menor.

-Debe ser divertido tener hermanos.

-La verdad que no, es molesto, en especial si eres el menor- vuelve a sonreír, yo me río. Empezamos a hablar de todo y no podíamos parar de reír por tonterías.

Escucho de nuevo esos pasos. Volteo la mirada, mis ojos siguen las escaleras hasta llegar al otro piso, y fue cuando lo ví.

Había un chico viéndonos desde arriba, apoyado de los barandales de las escaleras.

Desvía su mirada hacía alfrente, no se porque, pero por alguna razón no dejo de mirarlo.

Él deja de ver yo no se qué, para verme, y nuestras miradas se encontraron.

El me veía, sin ninguna mueca.

De mi parte, yo lo veía con una cara de tonta.

-¿Lorens?- me llama el chico con el que se supone que me estaba hablando

Yo, el Desastre ✔ Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora