Lorens Barnnes

El cielo estaba hermoso, tenía muchas nubes blancas, el pasto de la gran cancha se veía fresco, con un color verde muy bonito, Lucas y yo nos quedamos mirando hacía alfrente, Lucas esperaba mi respuesta, pero no me apresuraba.

-Tengo miedo- le digo con las voz llorosa

-¿De que?.

-De que me vuelvas a lastimar.

Lucas se quedó callado, con la mirada perdida, yo también, una lágrima resbaló por mi mejilla hasta mi mentón.

-Puedo cambiar- dice con una voz profundo y seca.

-Las personas no cambian.

-Puedo hacerlo.

-No, no puedes, nadie puede cambiar lo que es por alguien, en especial por alguien como yo.

-¿Como tú?.

-Si, Patética, absurda, torpe, todo un desastre.

-Me gustan los desastres.

-Lucas yo...

-No puedo soportar otro día sin hablarte, sin verte, sin decirte lo genial bonita y única que eres, quiero ser parte de tu vida así sea siendo amigos.

Me quedo callada, no sé que decir. Su mirada sigue derecha, la mía igual. Nos quedamos callados por varios segundos, hasta que él decide hablar.

-¿Quieres jugar un partido?- me rio

-si- nos levantamos de las gradas, él me da la mano y me guía por las escaleras hasta llegar al pasto, está un poco mojado.

Me pongo de espaldas al aro de basketball, Lucas esta alfrente mío, con la pelota en la mano.

Él la lanzó por el aire, di un brinco para tratar de atraparla, pero la pelota pasó sobre mí, y entró en el aro.

-¡Punto!- Grita Lucas, con su adorable sonrisa.

-¡No es justo, tu eres mucho más alto que yo!- grito como una niña quisquillosa.

El lanza la pelota de derepente, me cubro la cara y doy un pequeño grito del susto, la pelota choca del tubo, a unos escasos centímetros de mi cabeza. La pelota rebotó y Lucas la atrapó.

-¡Oye no estaba lista!.

-¡por eso la lanzé!- se empezó a reír

Lucas rebotó la pelota del piso a si mano izquierda, y del piso a su mano derecha, yo traté de seguirle el ritmo tratando se quitársela, Lucas me rodeó con sus brazos y pasó la pelota tras mío, cuando traté de voltearme, me tropecé y nos caímos los dos.

Estábamos tirados en el pasto, a carcajadas, riéndonos como dos niños pequeños. La pelota rodó por el suelo y choco con mi pelo, frenandola, la tomo y la pongo sobre mi estómago, con mis uñas le doy vueltas.

Lucas está mirando hacía el cielo, sus manos están cruzadas, sobre su regazo.

-No me respondiste lo que te dije.

Me volteo, quedando sobre mi brazo.

-¿Que cosa?.

-Vamos Lorens.

-No enserio, no me acuerdo- le digo en una risa

-Lorens, quiero seguir estando en tu vida, así sea siendo tu amigo- me mira de reojo.

-Quiero que estés en mi vida Lucas.

-¡Enserio!- voltea su cara para mirarme mejor. Levanto la pelota sobre su cara y la dejo caer. A hacer impacto con su cara, cierra los ojos.

-Punto- Lucas se ríe, yo igual, cuando dejamos de reírnos como tontos, el me mira a los ojos yo lo miro a los ojos. Todo se detienes. Nada existe a nuestro alrededor.

Me volteo y me acuesto en el pasto. Lucas se me queda viendo, pero luego me imita.

-Las nueves se están poniendo rosadas ¿que hora es?.

-las 2.

-las 2 ¡las 2!- ¡¡No puede ser!! Me siento en el pasto.

-¿Que pasa?- Lucas también se sienta

-No entre a la clase de historia.

-¿Que importa?, esa profesora nunca nota que alguien falta, créeme.

-No entiendes, tenía un trabajo en pareja- me levanto lo más rápido que puedo. Lucas me sigue. Corro por las gradas para recoger mi bolso. Cuando lo hago, corro por ese pasto para llegar a los pasillo.

Lucas deja de seguirme, corro por los pasillos, cuando llego al salón, todos ya están saliendo, entre toda esa multitud, me encuentro con Oliver.

-Lo siento mucho Oliver, de verdad, se me fuea hora y yo, de verdad lo siento de ver...

Oliver me interrumpe y se ríe.

-No te preocupes Lorens, la maestra se enfermó, vino una suplente, y como la mayoría no había hecho el trabajo dijimos que no teníamos tarea.

-De todos modos me siento mal por olvidarte, de verdad, debo hacer algo para conpensartelo.

-Bueno, ya que lo dices... Quiero invitarte a cenar.

-¿A cenar?.

-Si, desde que te presentaste en mi familia, a todos les caíste bien, y quieren que hoy en la noche cenes con nosotros, en mi casa.

-Bueno, me alegra que les alla caído bien a tu familia, si, me encantaría ir.

-Gracias por aceptar de verdad, a mis hermanos y a mi mamá les ara feliz la noticia.

-¿Y con "hermanos" te refieres a todos, incluyendo a Aidan?.

-¿Porque lo dices?.

-Aidan me a dado pistas de que no le caí bien.

-No te preocupes él es así desde que...-su cara se tornaron triste.

-¿Desde que?.

-No importa, ¿porque faltaste a clases- que ataca con otra pregunta, astuto. Empezamos a caminar por el pasillo.

-No, con nadie en especial- me volteo y Lucas esta apoyado de los casilleros. Me sonríe, yo lo imito.

-Entonces, en tu casa esta noche.

-Si.

Lucas puede estar pensando justo ahora, que como soy  de nuevo su amiga, caeré en su juego otras vez, pero está equivocado, esta vez él es el que cayó en mi juego.

Yo, el Desastre ✔ Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora