Edad Media

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El monarca del reino más grande la Edad Media era ya bastante anciano y no tenía ningún heredero ni ninguna reina consorte, pues nunca encontró el amor.

En su juventud sufrió por amor y no quiso volver a pasar por lo mismo, así que cerró su corazón al sentimiento de amar de nuevo.

Ahora a su extensa edad, trataba de pensar una forma en la que, cuando el muriera, su reino no cayera en malas manos, y no quería recurrir a nadie de sus sirvientes, consejeros o caballeros, pues, por mucha confianza que tuviera, seguro que alguno se las ingeniaba para tratar de engañarle, y solo los dioses sabrían si serían capaces.

El anciano conocía a una pareja que recientemente había tenido una bebé (pues el les daba la bienvenida al reino a todos los bebés que nacieran).

Era el único bebé que había nacido en 20 años, y sus padres eran de lo más humilde, nunca habían pedido ni un real a pesar de estar en la pobreza más grande del reino. Incluso cuando el rey les daba un regalo de 5000 reales por el nacimiento de la niña, ni siquiera aceptaron.

Aunque no tuvieran sangre de la realeza, le parecía que serían los que mejor gobernarían, pues saben lo que es la pobreza y cómo se vive en esas condiciones.

El rey los hizo llamar, nadie sabía el motivo, muchos creían que habían hecho algo malo. Allí, por ser pobres, la gente no te veía con buenos ojos. Total que los campesinos llegaron al salón del trono y el rey declaró que la mujer del campesino era su hija perdida y que la bebé era su nieta.

Cuando pidió a sus guardias dejarle solo con la familia, los campesinos trataron de advertirle de que era un error, ellos habían venido hacia poco tiempo de otro reino muy lejos de aquí. Y precisamente por no querer el trono pensando que el rey se había equivocado, este les explicó que se le agotaba el tiempo y que nadie mejor que ellos gobernaría el reino. Los campesinos le prometieron que así lo harían y que se lo enseñarian todo a la bebé para que siempre el reino fuera regido con mano firme pero amable.

Al final, no hizo falta que los campesinos se convirtieran en reyes, pues el viejo, puedo ver crecer a la que consideraba su nieta durante muchos años, enseñándole todas las costumbres que como reina, algún día debería de continuar, pues sus padres le cederían a ella el trono al cumplir los 18 años en caso de que algo pasara con el anciano.

Pasaron 10 años, toda la familia real celebraba el 18 cumpleaños y la coronación de la princesa, hizo que el anciano estuviera más feliz que en toda su vida, pues en 18 años había conseguido una hija, un yerno y una nieta que lo quería más que a nada. Ya se podría ir en paz, sabiendo que el reino nunca estaría en mejores manos. Así que mirando al cielo, esa noche, soltó estas palabras que el viento se llevó a la luna con el último suspiro del viejo rey: Voy de camino, amor mío, espérame en nuestro lugar favorito de la luna.

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