𝗽𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗲 ━ fire and blood dynasty

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DINASTÍA DE FUEGO Y SANGRE

DINASTÍA DE FUEGO Y SANGRE

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100 ac
📍king's landing

Jamás se puso en duda el nacimiento del Dragón Blanco. Muchos discrepaban en el como. Algunos dice que nació soltando un rugido digno de un dragón, otros que nació con la mano apretada, como si sostuviera una espada. Algunos pocos dicen que nació llorando, con el conocimiento de lo que sucedería y sin querer enfrentarse a él. De una u otra forma, todos concordaban en lo mismo; su nacimiento, cien años luego de la conquista, presagiaba grandes cosas. Bendecida por los dioses, decían que ella traería grandeza a la Casa del Dragón.

Rhaenyra observó la puerta del cuarto de su madre, escuchando sus gritos y súplicas. Se preguntó brevemente si también suplicaba cuando ella nació.

No le dio vueltas al asunto.

Su padre daba vueltas frente de la puerta, ansioso por su próximo hijo. Como si eso provocará que le crezca una verga. Su padre, Baelon, era el heredero del Rey de los Siete Reinos, y él el suyo, así que ansiaba reafirmar que era digno de ser su heredero con un hijo varón. Claro que su reinado llegaría más pronto de lo que creía.

Los maestres y septas iban y venían del cuarto, con jarrones de agua y trapos, apuradas y temblorosas. Era curioso, pero temían más por el bebé que la reina.

El Maestre salió con una mueca, y Rhaenyra supo que tenía una nueva hermana.

— Felicidades, príncipe, tienen una hermosa niña.

Viserys no ocultó su decepción, agradeciendo y entrando al cuarto de su señora esposa. Su hija mayor lo siguió detrás.

Aemma miraba fijamente a la niña entre sus brazos, su segunda hija, con una sonrisa. Ya podía ver el inicio de las hebras ceniza y sus ojos eran violetas, tal y como la antigua Valyria.

— Aemma— la nombrada levantó la vista a su señor esposo, con una sonrisa diminuta. Sabia que él no estaba contento, no como ella—. ¿Te encuentras bien?

— Sí— murmura bajando la vista a su hija mayor—. Ven, Rhaenyra, ¿Quieres ver a tu hermana?

La niña asintió, rodeando a su padre y acercándose a la criatura en el regazo de su madre. La observó detenidamente. Eran tan pálida como cualquier Targaryen, al igual que su cabello. Pero sus ojos no eran como los índigos de ella, uno era violeta y el otro verde, ambos brillantes. Dos orbes dignos de descendientes de la antigua Valyria.

— Saluda a tu hermana Rhaelyra.

Viserys miró a su esposa, agarrando a la niña y alzando su cuerpo ante él. Sus ojos chocaron y por un segundo quedó embelesado con su belleza, reconociendo los ojos de su madre en la pequeña. Bien, tal vez no sería tan malo.









𝗰𝗿𝘂𝗲𝗹 𝗱𝗿𝗮𝗴𝗼𝗻𝘀 ━━ house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora