EL OMEGA DE UN MAFIOSO

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Manjiro estaba distraído, ¿lo peor? Su trabajo necesita toda su atención, claro, al menos que quiera recibir un disparo en medio de la frente.

Hasta Sanzu le había regañado por no estar prestando atención.

Fácilmente puede decir que su día fue una mierda, primero la "charla" que tuvo con Takemichi en la mañana, luego en la tarde que casi arruina el plan por estar pensando en su omega, y ahora que llegó a su casa ya cansado, se encontró con la noticia de que Takemichi se había ido a visitar a sus padres y que se quedaría a dormir allí.

Manjiro está harto y Sanzu quiere aprovecharse de eso.

—¿Estás cansado, Mikey?

—Sí.

Ambos están en la terraza, tomando aire, tratando de relajarse, o al menos eso es lo que Manjiro quiere.

—Mh, no quiero sonar grosero, pero yo sé porqué está así y no creo que merezca la pena.

—Sanzu —Advirtió Manjiro ppñ.

—Sólo digo, que si él está pasándola bien, no pensando en tí, ¿por qué no puede hacer lo mismo?

Y entonces Manjiro abre los ojos y mira fijamente al omega. Está molesto.

—Tú no sabes nada al respecto. Vete.

Sanzu lo miró sorprendido.

—Pero-

—¿No te vas? Bien, entonces me iré yo.

Y se puso de pie, el omega quiso detenerlo pero Sanzu no lo dejó, simplemente se fue de aquél lugar y se encerró en su habitación.

Extraña a Takemichi.

Lo necesita justo ahora.

Lo quiere en sus brazos, a su lado, le quiere dar besos y quiere recibir besos.

Se acuesta en su cama y llora en silencio.

Su lobo se siente triste sin su omega, se siente culpable por no poder darle aquella marca que ambos tanto quieren, pero Manjiro tiene miedo, tanto miedo.

Vio como su propia madre moría por medio de la marca, él mismo fue testigo de como ella se fue junto a su padre.

Manjiro no quiere eso para Takemichi.

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