EL OMEGA DE UN MAFIOSO

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Sanzu se mira por última vez al espejo, sonriendo cuando nota que está perfectamente apuesto y listo para su cita.

Emocionado y feliz sale de su habitación y corre hacia su auto para dirigirse a la mansión de su jefe, y tras un largo viaje por fin logra llegar y sin ser invitado o pedir permiso él entra a la oficina.

—¡Hola Mikey!

Contrario a lo que esperó, Mikey ni siquiera volteó a verlo, alzó la palma de su mano para decirle que se detenga, con su otra mano mantiene su celular en una llamada y toda su atención está en ese aparato, o quien quiera que sea esa persona al otro lado de la línea.

—Voy ya mismo.

Y corta la llamada, dejando su celular y a Sanzu olvidado, quien se siente claramente ofendido.

—¿Dónde vas con tanta prisa?

—Takemichi está en el hospital.

Muerde su labio, evitando sonreír.

—¿Qué le sucedió?

Claramente le importa poco y nada lo que le pase a ese omega, pero es una buena excusa para caminar junto a Mikey.

—No lo sé, Hanma no puede conseguir información, iré a ver.

—¿Ahora?

—Sí.

—Pero tenemos nuestra cita.

El algún momento de la conversación, ambos terminaron en la cochera del alfa, a nada de subir al auto para irse al hospital.

—¿Qué cita?

—Dijiste que hoy iríamos a cenar, lo prometiste.

Mikey realmente no recuerda hacer arreglado de una cita con su mejor amigo, nada llega a su mente relacionado a cita y Sanzu, ¿por qué siquiera esas dos palabras estarían en la misma frase? Es extraño.

Aún así, por mas raro que llegue a sonar el tener una cita con el omega, algo que nunca pasó por la cabeza de Manjiro, la carita de decepción del menor le deja un mal sabor en la boca.

—Lo lamento Sanzu, mi omega está en el hospital y es importante para mí, podremos tener nuestra cena amistosa luego.

Y se va, dejando a Sanzu molesto, por abandonarlo y porque fue tan molesto escucharlo recalcar la palabra cena amistosa.

Tonto Takemichi que le quita a su alfa.

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Johanne sabe todo de sus hijos, puede sentir todo lo que ellos sienten, porque es el lazo de mamá y cachorro, algo que ella tuvo con su padre, una conexión tan bonita que ella tiene con Takemichi y Theo, mucho más fuerte que cualquier lazo con un alfa.

Por esa razón, por ese mismo lazo es que no se sorprendió demasiado cuando el doctor llegó con los resultados, aunque realmente no esté contenta de lo que puede llegar a significar eso, sabe que no es decisión de ella, porque es la vida de su hijo, y ella no se involucraría en ella.

De todas formas la noticia no es tan mala.

—¡Señora Johanne!

Lo malo llega ahora, cuando el alfa del que su hijo está escapando, llega al hospital.

Bueno, Manjiro Sano no es un mal alfa, su trabajo es el problema, pero repite, Johanne prometió nunca intervenir en las decisiones de sus hijos.

—Hola Manjiro.

—Hola, señora Johanne, ¿cómo está Takemichi?

Mucho mejor desde que no te ve.

Aunque está tentada a contestar lo obvio, sólo sonríe y le responde que debería hablar con él, y Mikey sonríe cuando lo deja entrar a la habitación donde se encuentra el omega.

Es ahora o nunca, necesitan arreglar las cosas.

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