EL OMEGA DE UN MAFIOSO

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Manjiro sonrió cuando Takemichi apareció en la casa. El omega venía simplemente con una pequeña mochila en su hombro y una sonrisa tímida.

Manjiro no lo dudó, fue corriendo hacia su pareja y lo abrazó.

—Estás aquí.

El ojiazul correspondió en abrazo y ocultó su rostro en el cuello de su alfa. Suspiró.

—Perdón por irme sin despedirme pero sabía que no me ibas a dejar ir.

Manjiro alejó lo suficiente al omega como para mirar su hermoso rostro. Le sonrió y besó una de sus mejillas.

—Te entiendo, necesitabas pensar lejos de mí, en verdad lo entiendo, yo también pude pensar.

Takemichi asintió despacio ante las palabras del alfa.

Había pasado poco menos de una semana, sólo cinco días desde que Takemichi se fue pero Manjiro los sintió eterno.

—Supongo que ahora tenemos que hablar.

—Después. ¿Comiste?

—Mikeyñpp.

—Juro que hablaremos luego de cenar, lo juro.

Y Takemichi simplemente aceptó.

Se había ido donde sus padres con la idea de quedarse por una sola noche pero luego de hablar con su madre, él llegó a la conclusión que necesitaba más tiempo para pensar.

Le avisó a Mikey que se quedaría más tiempo y aunque este no parecía seguro, lo aceptó.

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Después de cenar, ya en la noche, alfa y omega tomaron asiento en su cama. Ya están listos para comenzar con la charla.

Manjiro está nervioso, tiene miedo por lo que pueda salir de esa charla pero sabe que necesitan hablar sobre el tema y aclarar todo.

—Entiendo tu punto —Takemichi dijo— Lo reflexioné y entiendo tu miedo pero, ¿tú me entiendes a mí?

—Yo entiendo que una marca es importante en una pareja estable como también entiendo que eso es algo que tú deseas desde que te presentaste como omega. Me puse en tu lugar y si nuestra situación fuera distinta yo estoy seguro que también querría marcarte y me molestaría mucho que tú no quisieras —Al final dijo. Respiró— Pero cariño, poniéndote en mi lugar, estando en mis zapatos, te darías cuenta que no es tan fácil. Te amo, te amo con locura y precisamente por eso es que no puedo permitirme marcarte, no cuando puede sucederme algo y por consecuencia también puedo herirte por el lazo.

Las primeras lágrimas aparecieron en los ojos del alfa. La idea de perder a Takemichi lo lastimaba.

—Hey —Rápidamente el ojiazul abrazó a su pareja—Mikey, por favor no llores, yo te entiendo, realmente lo hago, por eso volví y quise aclarar esto, por favor no llores, no me iré y no te forzaré.

El alfa se aferró al abrazo que Takemichi le estaba dando. Lloró.

—¿No te irás?

—No cariño. Entiendo tu miedo, yo tampoco querría que me marcaras si estuviera en tu lugar, no soportaría la idea de arrastrarte conmigo a la muerte.

—Yo me cuido, soy precavido y cuidadoso, siempre vuelvo a casa sano por ti, para ti, pero si algo llegara a salir mal —Su voz se fue quebrando— Yo no quiero que sufras, quiero que seas feliz y puedas rehacer tu vida en un mejor ambiente que este.

—No digas tonterías, Manjiro.

—Sólo promételo, no tiene sentido sino mi decisión. ¿De qué sirve prohibirnos una marca si cuando muera, tú no seguirás adelante?

Y Takemichi no quiso prometerlo, principalmente porque no estaba seguro de poder cumplir con esa promesa, pero Takemichi estaba llorando en sus brazos y él sólo quería que el alfa se tranquilice.

—Prometo seguir adelante si tú ya no estás a mi lado.

Y sonriendo, Takemichi besó en cuello del menor.

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