PERMÍTEME

EPILOGO

"Todo tiene un final, nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad"

HAYLEY

Seattle, Washington, Octubre 14.

Apague el ordenador mientras cerraba los cajones de mi escritorio con llave. Me levante del asiento, organizando los papeles que debía entregar antes de irme. Nos había tomado tres meses decidirlo, pero al fin, Zayn y yo recorreríamos la Ruta 66. Había dejado a Louis como editor en jefe temporalmente, el chico estaba verdaderamente emocionado por la noticia. Y yo estaba emocionada por volver a aquel camino que era importante para mí. Volvería a recorrerlo junto a alguien que amo y eso era algo que apreciaba.

- Pequeña chica - Niall me sonrió mirándome desde la puerta - Es hora de irnos, es demasiado tarde. Pronto serán las nueve de la noche.

- Frank seguramente desea echarnos a patadas de su edificio - Reí.

- Que puedo decirte, este lugar es suyo durante la noche.

- Me pregunto cuan emocionante es la vida de un vigilante nocturno - Tome mi chaqueta.

- Son lindas - Levante la mirada hacia las flores sobre mi escritorio. Sonreí - Fue un buen detalle de tu chico.

- Hace todo lo posible para mantenerme contenta.

- Me gustaría que Josh me mande flores al trabajo.

- Ya viven juntos, ¿No es lo suficientemente romántico?

- No sin unas flores - Puntualizo - Tal vez te robe al chico.

- Y yo tal vez te arranque el pene.

- Chico no, comprendo.

- Gracias.

- ¿Que es ese sonido? - El chico Horan se apartó de la puerta ligeramente extrañado.

- Creo que es el teléfono.

- ¿Quien podría ser a esta hora? Estamos cerrados.

- Bueno, es mi conexión, tal vez sea Zayn o quizá Josh - Guarde mis cosas rápidamente - Ve a contestar.

- Por supuesto.

Lo que más me gustaba de mi oficina era que podías apreciar Seattle desde aquí, y en realidad una maravillosa vista para una fotógrafa era la gloria. Tenía un cuadro enmarcado en mi departamento de este lugar. Estaba concentrada mirando al exterior cuando Niall entro de nuevo.

- Es para ti - Susurro.

- ¿Es Zayn? - Lo mire. El chico se mordía el labio inquieto.

- No.

- ¿Entonces?

- Es Camila - Pronuncio. Mis ojos chocaron contra los suyos.

- Oh.

- ¿Quieres que le diga que no estás?

- Realmente debo hacer esto - Murmure - Contestare aquí.

- De acuerdo, me iré a casa - Exclamo - Pasare por tu departamento por la mañana, antes de tu viaje.

- Claro.

- Hasta luego.

- Adiós.

El rubio cerró la puerta de la oficina, minutos después, escuche sus pasos alejarse. No había hablado con Camila desde que todo esto sucedió, la última charla que tuvimos fue antes de su no realizada boda. Nerviosa, levante la conexión de teléfono.