CAPITULO 5

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"La noche fue hecha para suicidas, amantes y poetas - Anónimo"

HAYLEY

Las palabras son también un método para transmitir sentimientos de todo tipo, desde odio hasta alegría. Pero a veces, el silencio puede ser aún mejor, se puede interpretar de muchas formas pero es tu persona, todo tu cuerpo quien habla por ese silencio. Cuando me mude a Seattle tenía como pensamiento alejarme de las grandes multitudes, vivir una vida plena y sencilla junto a mi cámara. Pero mis fotografías por alguna razón empezaron a crear una reacción en las personas y admiraba a aquellas personas que creían que mi trabajo era arte. En poco tiempo comencé a trabajar en una oficina como empleada de una revista importante y es ahí en donde conocí a la cosa más furiosamente tímida que pude conocer, Niall Horan.

Pero sin embargo, mis años de práctica formando una imagen incorregible y seria de mi persona, fue desechada a la basura mientras era objeto de prueba de la diseñadora de mi mejor amiga.

- Creo que deberíamos ajustarlo en la cintura - La mujer perfectamente vestida le dio un pequeño tirón al vestido malditamente rosa que portaba. Fruncí el ceño en total desacuerdo con mi imagen.

- Creo que es demasiado rosa - Comente.

- Oh querida, no digas tonterías, se de lo que estoy hablando - Ella me dio una mirada con superioridad. Rodé los ojos exasperada con la mujer mayor.

- Tranquila Payne, es un bonito color, además le va perfecto a tu color de piel - Camila sonrió abiertamente.

- Como tú digas, pero lo quemaré después de la boda.

- Puedes hacer lo que quieres cuando la boda termine - Me miro divertida.

- ¿Puedo cambiarme ahora? Te juro que vomitare si no me quito esto.

- Por supuesto - Exclamo la mujer castaña acompañada de su asistente, para después hablar apresuradamente con mi mejor amiga.

Un fuerte ruido se escuchó por todo el salón cuando abrí la puerta de la habitación. Tome entre mis puños el vestido para no tropezarme, en uno de los sillones se encontraban Harry y Zayn, quienes hablaban animadamente entre ellos. Había escuchado el timbre y Camila me había avisado de su llegada, pero simplemente lo había olvidado concentrándome simplemente en el horrible vestido que iba a usar en la boda. Los chicos me miraron cuando estuve dispuesta a escapar, ocultando pequeñas risas en sus labios.

- Bonito - Murmuro el morocho, acompañado de la risa del chico de rizos.

- No me molestes chico Malik - Gruñí - Oh, estoy tan molesta, necesito algo de leche.

- ¿Leche? - Preguntó el castaño de ojos verdes. Lo mire durante mi trayecto a la cocina.

- Tiene el poder de calmarme.

- Recuérdame hacer que te regale un galón cada vez que venga al departamento - Exclamo el de ojos color miel.

- Como sea.

Saque la caja de cartón arrojándolo sobre la barra mientras tomaba un vaso de vidrio, Vertí un poco de su contenido dentro del recipiente para después echar la cabeza hacia atrás y bebérmelo de un solo trago. Volviéndome a servir un poco más nuevamente.

- Estúpidas preparaciones para la boda, estúpida diseñadora de mierda, estúpido vestido, estúpido Zayn y estúpida boda - Murmuré mientras aplastaba la caja vacía y la tiraba al basurero.

- Ella es la furia personificada - Escuche el susurro alegre de Harry.

- Te dije que era muy divertida - La suave risa del morocho fue un sentimiento cálido para mi temperamento.

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