Al menos ya me sentía algo relajada después de enterarme que mi padre estaba con vida.
Por la mañana al pasar frente a la habitación del extraño, por primera vez la vi con él en cama, supuse que dormía porque respiraba profundamente. Bajé a la cocina y preparé algo, mientras comía mi desayuno escuche ruido en su habitación, volvía a hablar por teléfono pero esta vez no distinguí de que hablaba, bajo para encontrarme –te has levantado temprano.
-Usted se ha levantado tarde.
-¿Esto es mío?
Le había dejado su desayuno servido –sí.
Lo miro con duda, rodee los ojos –no tiene veneno, ¿qué caso tendría envenenarle si de todos modos no puedo salir?
-Siempre es mejor ser precavido, has pasado mucho tiempo aquí, ya debes conocer algunas rutas para huir. ¿Por qué no me las dices?
-¿Y perderme la oportunidad de correr el riesgo? No gracias, dejemos que sea usted quien adivine esas salidas.
Sonrió de medio lado –chica lista.
-¿Se han vuelto a poner en comunicación?
-Sí, operaron a tu padre, y está reaccionando bien aunque aún no despierta pero ya no está en peligro, así que por la tarde puede que tengamos otras noticias.
Suspire aliviada –si hay alguna posibilidad me gustaría hablar con él.
Me miro extrañado pero no dijo no, solo respondió –ya veremos.
Afuera hacía buen clima, así que me aventure a pasar la mañana en el jardín, tome un libro de la biblioteca y me acomode en las sillas que estaban ahí, como si fuera un día en la piscina pero sin agua en ella y claro, sin diversión. Después de un rato el extraño salió, volvía a retomar sus rutinas de ejercicios, yo fingí no verle, pero era casi imposible no hacerlo, estaba justo frente a mí y lo único que nos separaba era el espacio vació de alberca.
Agradecí llevar los lentes oscuros esperando que no pudiera saber si estaba leyendo el libro o viéndolo a él. Traía una camiseta de tirantes por lo cual veía aquellos gruesos brazos tensarse mientras cargaba peso, no quería verlo de ninguna otra manera que no fuera solo para fines del conocimiento. Durante un periodo, tome clases de dibujo, así que tenía bien estudiada la anatomía del cuerpo humano, podía verle y contar los músculos que trabajaba en ese momento, la tensión de las gruesas venas que partían del dorso de la mano y se extendían por su antebrazo, las venas del cuello, bien definidas, la espalda marcada por años de ejercicio. Cuando la camiseta le estorbo y se la quitó pude ver aquel abdomen sin grasa, los pectorales que debido a la forma triangular de su cuerpo resaltaban en mayor proporción, anchos, brillantes, cuadrados, el sudor que le escurría desde el cabello de un negro azabache y se deslizaban por aquel cuerpo digno de una escultura de Bernini, bello, bien proporcionado, perfecto. Cerré los ojos ante mis pensamientos, ¿qué me pasaba? No sabía si era el tiempo que había estado lejos del abrazo de un hombre, bueno, de mi novio para ser más exactos o era que no tenía otra cosa visual en la cual depositar mi atención, sea cual fuere el motivo no podía quitarle la vista de encima, y por alguna razón no lo estaba viendo como el hombre que me seguía como una sombra porque ese era su trabajo, lo estaba viendo como el hombre de buen cuerpo que además tenía un rostro atractivo y cuyo nombre ni siquiera sabía.
No sé si realmente estaba siendo insistente con las miradas pero cuando termino su rutina y se dirigía a la casa podía ver sus ojos directamente mirando los míos, aunque claro, yo llevaba los lentes oscuros puestos, no iba a darse cuenta, ¿verdad?
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Prisionera
FanfictionNo era una cárcel, pero me sentía atrapada, la presencia de este hombre me enloquecía; una sombra, un guardián; yo me di cuenta que era una prisionera y lo único que me retenía a su lado, era el deseo. Toji Fushiguro debe pagar sus deudas y para ell...