Human |JeffBarcode|

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—Odio este lugar —dijo Jeff dos semanas después.

Barcode, que estaba abriendo la pizza que habían pedido, miró hacia arriba. Jeff se lamió los labios. Se preguntaba cuándo finalmente dejaría de tener ganas de besar cada centímetro de la piel ligeramente dorada de Barcode cada vez que Barcode lo miraba. Ese día no pudo llegar lo suficientemente rápido.

—¿Odias mi piso? —dijo Barcode.

Jeff se encontró con su mirada herida, negándose a ser movido por ella. Aunque sabía que a Barcode le gustaba este lugar, no iba a seguir fingiendo que era agradable solo para mantener a Barcode feliz.

—¿No crees que es claustrofóbico, Code? —dijo Jeff—. Es diminuto, oscuro y demasiado húmedo. Realmente odio dejarte aquí cuando me voy a casa.

Con los labios fruncidos, Barcode miró alrededor de la pequeña habitación.

—Esto es todo lo que puedo pagar.

Jeff frunció el ceño. Eso no podría ser cierto. Le dio a Barcode propinas ridículamente grandes con la esperanza de que Barcode usará el dinero para conseguir un lugar mejor.

—¿Qué haces con las propinas que recibes?

—Hay un ciego sin hogar que se sienta a la vuelta de la esquina de la cafetería —dijo Barcode—. Él necesita ese dinero más que yo.

Mirando la cara seria de Barcode, Jeff no tuvo el corazón para decirle que el hombre no estaba ciego en absoluto. Jeff se pellizcó el puente de la nariz. No fue culpa de Barcode que él pensara lo mejor de todos. No estaba enojado con Barcode. Estaba enojado con el imbécil que usó la amabilidad de Barcode para estafarle.

—Code —dijo—. ¿Te gustaría vivir conmigo? Tengo una habitación libre. Y te llevaré al trabajo para que no tengas que usar el metro.

Barcode lo miró fijamente.

—¿De verdad?

Jeff sonrió a Barcode, tratando de ignorar la voz en la parte posterior de su cabeza que decía que estaba cometiendo un gran error.

—De verdad.

—Solo si me dejas pagarte por la habitación —dijo Barcode.

—Por supuesto.

Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Barcode antes de convertirse en una cegadora.

—Gracias —dijo antes de lanzarse repentinamente hacia adelante y abrazar a Jeff—. Eres mi persona favorita —dijo suavemente contra el cuello de Jeff.

La garganta de Jeff se apretó. Se dijo a sí mismo que no leyera demasiado.

—Tú también eres el mío —No estaba seguro de cuándo había sucedido, cuando este extraño y ridículo chico se había arrastrado hasta su corazón y se había establecido allí. Joder, a veces no podía creer que solo habían pasado seis semanas desde que conocía a Barcode. Antes de Barcode, Jeff siempre había pensado que era un cliché cuando las personas decían que se sentía como si hubieran conocido a alguien por siempre.

—Estoy tan contento de que mis padres me hayan enviado aquí —murmuró Barcode, rozando sus labios contra la garganta de Jeff—. Tú eres mi mejor amigo.

Cierto.

—Sí —dijo Jeff, mirando a la pared detrás de Barcode.

Cierto.