Human |JeffBarcode|

26

Planeta Tierra

Masticando su pasta, Ping miró a Jeff a través de la mesa.

—Entonces, ¿llevas a Nodt a una segunda cita? —Dijo. Se había estado preguntando sobre eso toda la mañana, pero no había tenido la oportunidad de preguntarle a su amigo. Jeff no había mencionado su cita con Nodt en absoluto.

El tenedor de Jeff se detuvo. Levantó la vista de su plato.

—¿Cita? —Dijo suavemente—. Me lo follé hm. Era un polvo decente. Eso es todo. No hubo citas involucradas.

—Ah —Ping volvió su mirada a su pasta.

Maldita sea.Le gustaba Nodt y había esperado que fuera diferente de todos los otros tipos con los que Jeff se había conectado. Demasiado para eso. Ping reprimió un suspiro. No podía decir que le gustaba lo fríamente promiscuo que su amigo se había convertido en el último año. Claro, Jeff nunca había tenido problemas para tener sexo, pero nunca había sido del tipo “jódelos y déjalos”.

Jeff solía conocer a sus parejas sexuales al menos un poco antes de conectarse con ellos. En estos días, Ping no estaba seguro de que Jeff se molestara en aprender el nombre del chico antes de follarlo.

Y pensar que todos esos meses atrás, Ping se sintió aliviado cuando Jeff finalmente logró controlarse y comenzó a salir y tener sexo de nuevo. Pensó que significaba que el viejo Jeff había regresado. No podría haber estado más equivocado. Ping en realidad prefería el caparazón sin afeitar y deprimido de hombre que Jeff había sido después de que la pequeña mierda lo había dejado de nuevo que el cínico imbécil que ahora era Jeff. Al menos en aquel entonces, Jeff había mostrado cierta emoción real, incluso si era rabia, pena y dolor. Ahora no había nada.

Ping solo podía maldecir el día en que Jeff había conocido a ese niño. Incluso si Jeff estaba realmente sobre el pequeño gilipollas mentiroso, como insistió, era obvio que la relación había dejado cicatrices demasiado profundas para que sanará completamente, para sanar bien.

Había pasado un año, por el amor de Dios. Ping quería precuperar a su amigo. Debido a que el hombre que estaba sentado frente a él no era su viejo amigo, no importaba lo bien que se viera. Los viejos ojos de Jeff nunca habían sido tan fríos y cínicos. El viejo Jeff no había tenido el borde cruel que este Jeff tenía. El viejo Jeff nunca habría usado a un buen tipo como Nodt como una jodida sin sentido y luego lo habría descartado tan fácilmente. Ping quería recuperar a su mejor amigo.

—¿Algo en mi cara? —Dijo Jeff, limpiándose la boca con una servilleta.

—No —dijo Ping, apartando su plato—. Volvamos o llegaremos tarde.

Jeff asintió y le hizo una señal al mesero para que le diera la cuenta.

Mientras se dirigían a la oficina, alguien gritó: —¡Jeff!

Ping y Jeff se detuvieron y giraron. Ping reprimió otro suspiro cuando vio quién era. Rain, el joven interno que había estado mirando a Jeff toda la semana.

—Oye —dijo Rain, sonriendo a Jeff bajo sus pestañas—. Me preguntaba si estabas libre esta noche...

—No lo está —Ping lo interrumpió cuando vio que Jeff estaba empezando a asentir—. Hablamos más tarde, niño —dijo con una sonrisa falsa, agarrando el brazo de Jeff y casi arrastrándolo hacia la oficina.

Excepto que Jeff no era un hombre fácil de manejar. Liberó su brazo del agarre de Ping y le lanzó una mirada molesta.

—¿No lo estoy?

Ping frunció el ceño.

—¡Ese chico está medio enamorado de ti, hombre! Habrías roto su corazón.

—No soy un monstruo o algo así.

Ping se burló.

—Por supuesto que no. Lo habrías jodido y luego echado.

Jeff apretó sus labios juntos.

—Tal vez lo quería.

—Claro. Ni siquiera te gustan los rubios.

Jeff sacó un cigarrillo y lo encendió. Ping hizo una mueca y se dijo a sí mismo que Jeff era un hombre adulto. Si quería morir de cáncer de pulmón, era su propio asunto. Era solo uno de los muchos malos hábitos que Jeff había adquirido en el último año. Jeff dio una larga calada y dejó salir el humo lentamente.

—Tal vez ahora me gustan. La gente cambia.

—Sí —dijo Ping—. Ciertamente lo hace.

—¿Qué? —Dijo Jeff, sin mirarlo.

—Dijiste que estabas por encima de él —dijo Ping.

Jrff giró la cabeza y lo miró a los ojos. No había emoción alguna en sus oscuros ojos.

—¿Sobre quién?

Ping negó con la cabeza. Claro. Jeff dio otra calada y miró su reloj.

—Deberíamos regresar —dijo e hizo exactamente eso.

Suspirando, Ping lo siguió.