Human |JeffBarcode|

Epílogo

Barcode estaba profundamente dormido cuando hubo un golpe bajo en la puerta. Jeff estuvo tentado a ignorarlo, reacio a liberarse del abrazo de Barcode, pero los golpes no se detuvieron. Jeff rozó sus labios contra los de Barcode. Barcode sonrió mientras dormía. Jeff se obligó a alejarse, dándole a Barcode una almohada para abrazar en su lugar. Un pequeño ceño fruncido apareció en la cara de Barcode, como si no hubiera sido engañado por el reemplazo, pero finalmente su respiración se volvió a igualar.

Jeff se puso una camisa y un pantalón de chándal antes de dirigirse a la puerta. Su estado de ánimo relajado cambió inmediatamente cuando vio al hombre que estaba al otro lado.

—No te lo vas a llevar —dijo Jeff, bloqueando la puerta.

 Sabía que su voz era tensa y cortante. No le importaba lo que Barcode había dicho; este hombre era el que le había quitado a Barcode, la razón por la que Jeff no lo había visto durante un año. Los extraños ojos plateados de Mile se encontraron con los suyos. Eran imposibles de leer.

—Yo soy el que lo entregó aquí. ¿Pensaste que lo dejaría ir solo a este planeta en su estado? Apenas era coherente. Apenas podía caminar o hablar.

Jeff tuvo que recordarse a sí mismo que Barcode estaba bien ahora. Barcode estaba durmiendo en su cama, sano y feliz. Barcode estaba bien. Barcode era suyo.

—Él está mejor ahora —dijo Jeff, con su voz cortada—. Puedes regresar a tu planeta—. Incluso diciéndolo, todavía era jodidamente extraño—. Voy a cuidar de él —Él es mío para cuidar de él.

Mile lo miró a los ojos y no dijo nada. 

—Sal de mi cabeza —dijo Jeff, acentuando cada palabra. 

Mile no parecía desconcertado en lo más mínimo. El asintió. 

—Ya he visto todo lo que necesitaba ver —Se volvió para irse pero se detuvo y miró hacia atrás—. Él estará contigo por el momento. La situación política en nuestro planeta es muy inestable en este momento. Volveré por él cuando todo se calme.

Jeff se puso rígido, apretando los puños. 

—Él tiene un hogar y una familia —dijo Mile—. El escándalo morirá eventualmente. Él no puede esconderse aquí para siempre. Va a ser difícil, pero será reintegrado a la sociedad. Es un vástago de reyes, no el chico de la cafetería.

Jeff se encontró con su mirada muerta.

—No voy a dejar que te lo lleves de nuevo. 

—No lo alejaré de ti, si sigues tratándolo bien —Mile sonrió. La sonrisa no tocó sus ojos—. No quieres saber qué te haré si no lo haces.

Jeff le lanzó una mirada no impresionada. 

—No necesitas amenazarme. Si acabas de leer mi mente, sabes que mataría por él —Ni siquiera estaba exagerando.

—Lo sé —dijo Mile—. Si no lo hiciera, no lo dejaría aquí —Por primera vez en su breve relación, Mile le dirigió una mirada que casi pasó por amistosa. Casi—. Hazlo feliz —dijo rígidamente.

—Lo haré —dijo jeff.

Mile asintió y se tocó la muñeca. Inmediatamente, una niebla extraña, casi transparente, se extendió sobre él, espesándose en un impenetrable borrón blanco. Y luego se fue. Jeff se quedó mirando el lugar vacío en el que Mile acababa de estar y luego se echó a reír. Malditos extraterrestres. No podía creer que esta era su vida ahora.

Su mente aún se tambaleaba mientras se metía de nuevo en la cama. Barcode murmuró adormilado.

—¿Quién es? 

Jeff lo tomó en sus brazos.

  —Tu hermano —dijo, sus dedos acariciando la suave piel de la espalda de Barcode —. Ya se ha ido.

Barcode parpadeó, abrió los ojos y lo miró.

—Te ves apagado. ¿Fue un idiota?

—No —Jeff se echó a reír—. Solo... lo vi literalmente desaparecer en el aire, Barcode. Como verlo en realidad... lo hizo todo real, supongo.

Frunciendo el ceño, Barcode se mordió el pulgar.

—¿Te molesta? ¿Que no soy humano, que soy un extraterrestre?

Jeff se echó a reír.

—No entiendo —dijo Barcode con el puchero más lindo—. Es una pregunta seria. ¿Por qué te ríes de mí?

—Porque la respuesta debería ser obvia —Jeff se encontró con los ojos de Barcode constantemente—. Code, no me importa si eres un chico de la cafetería o un príncipe de otro planeta —Se inclinó y besó la nariz de Barcode y luego sus suaves labios rosados. Dios, él lo adoraba—. Eres Barcode. Eres mío. Eso es todo lo que me importa.

—Me gusta esta respuesta —dijo Barcode, enterrando sus dedos en el cabello de Jeff y besándolo con fuerza.

Se besaron durante lo que parecieron horas, hasta que Jeff se sintió mareado por el amor, el deseo y la felicidad, y Barcode estaba jadeando y susurrando sin aliento te amo entre los besos.

Joder, esto era... una locura. Este sentimiento.

—Entonces —dijo con voz ronca, mirando a los ojos vidriosos de Barcode—. Tengo curiosidad. ¿Hay realmente extraterrestres con grandes cabezas grises y ojos negros espeluznantes?

Barcode suspiró.

—Tengo una confesión que hacer —dijo vacilante—. Eso es realmente como nos vemos. Simplemente nos metemos en la mente de los humanos y les hacemos pensar que nos parecemos a ti. Es una ilusión.

Jeff lo miró fijamente.

Una risita escapó de los labios de Barcode antes de que se echara a reír.

—¡Tú, pequeña mierda! —Jeff saltó sobre él y comenzó a hacerle cosquillas. Rodaron sobre la cama, riendo y luego besándose de nuevo. Joder, él no podía tener suficiente. Cuando finalmente dejaron de reír, Jeff juntó sus frentes.

—¿Cómo digo 'te amo tanto' en ¿tu lenguaje? Pregunto por un amigo.

Barcode se rió entre dientes.

—Tu amigo nunca podrá pronunciarlo —murmuró, frotando su nariz contra la de Jeff. Él le dio a Jeff una pequeña y feliz sonrisa—. Pero dile que no importa.

Realmente no lo hizo.