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/Dai/

Sostengo la mochila y los zapatos en una mano mientras busco las llaves de la casa. Me muevo despacio, evitando tocar las maderas más ruidosas para que mamá no se despierte.

¿Dónde están?

Mi madre está boca abajo sobre el sillón, ronca de forma sonora dejando que el olor a alcohol se expanda por la habitación. Las botellas de cerveza se reúnen a un lado de ella, algunas en el suelo y otras en el mismo sillón.

No sé a qué hora volvió anoche pero me desperté escuchando cómo destruía todo mientras insultaba a todos sus antepasados y a mi padre, y cuando creí que no se acordaría de mí, comenzó a golpear la puerta de mi habitación para recordarme lo culpable que soy de que su vida haya terminado así.

Un chirrido me congela, mi madre sigue dormida y yo levanto el pie despacio para no seguir pisando ahí. Mis ojos recorren la habitación y veo mis llaves en el marco de la ventana, me acerco rápido y las tomo con cuidado.

Voy hasta la puerta pero antes de poder salir, su voz me detiene.

*Dai-dice apenas, suspiro y me volteo para verla en la misma posición-consigue pastillas.

*Hay en el mueble, mamá-respondo bajo.

*Dai no te vayas, quédate aquí hoy-pide, hago una mueca mientras mi mano sujeta con fuerza la manilla de la puerta.

*Tengo que ir a la escuela-informo-volveré cuando las clases terminen-doy un paso más.

*Dai-llama más alto, la miro y ahora ella también está mirándome-lo que dije ayer... sabes que fue el alcohol, no yo, ¿cierto?

Siempre es el alcohol.

*Sí, mamá-salgo del lugar y cierro la puerta a mis espaldas.

Me pongo los zapatos y comienzo a caminar sin ánimos. Ni siquiera la escuela es un escape ahora y todo por mi culpa.

¿Por qué?

La escuela era mi única salida, el lugar donde podía respirar, donde podía fingir que tengo tantas oportunidades como los demás. Era el lugar en el que estaba a salvo pero todo eso cambió años atrás, cuando lo conocí a él.

-Me llamo Atsu, esto se te cayó-dice estirando mi cuaderno, lo tomo rápido sintiendo el pánico.

-Gracias pero no era necesario que vinieras-voy a cerrar la puerta para hacer que se marche antes de que él pueda llegar, pero pone su mano en la puerta frenándola.

-No me molesta-aclara.

-Bueno, gracias-digo dejando que la desesperación se apodere de mi, en ese momento mi padre aparece tras el chico.

-Dai...

Todo fue un malentendido y me ví obligada a aceptar a Atsu. Al principio parecía amable pero no fue más que la primera impresión, sólo una marcara que cedió a mi primer error. Y que sólo fue empeorando.

-¿Qué te he dicho sobre estar con otros chicos?-suelta entre dientes mientras me sujeta del cuello.

-Estaba sola-suelto apenas-yo no sabía...que ellos...-su mano cede y su mirada pasa de enojo a una extraña felicidad.

-Lo hago por tu bien-dice Atsu dejando que su mano acaricie mi mejilla-sé cómo son los hombres, por eso intento protegerte-su mano toma mi mentón con fuerza.

-Basta-susurro.

-Tu también deberías saberlo, con el padre que tienes-lo miro-y tu madre...

Pedazos (Shota Aizawa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora