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Entramos en cuarentena, todo el mundo estaba asustado, había un ambiente muy tenso y miedo por todas partes, toda mi familia lo estaba, la vecina de al frente de mi casa había tenido contacto directo con un contagiado, el miedo los estaba consumando a todos ellos, recuero que le llamo a mi mama y le conto sobre eso, recuerdo a ver asomándome a la puerta y veía como todo estaba cerrado allí, cabe recalcar que la vecina era muy nerviosa, mi mejor amigo estaba allí también, y él también lo estaba, aunque aún no habían presentado ningún síntoma, lo cual era muy bueno, pasaron los días, y gracias a Dios no se les presento nada, todo fue susto.


En esos días, yo me propuse hacer ejercicios todos los días, lo realice por semana completas, recuerdo que ella también lo hacía, y bueno, nos enviábamos como estábamos trabajando, recuerdo cuando me enviaba fotos de su cara luego de haber hecho ejercicio, una tomatito, siempre se ponía así después de realizar alguna actividad física, se veía muy tierna, y a la vez me inspiraba a seguir haciendo ejercicios desde casa, me gustaba volverme a sentir, a hablar con ella a diario como lo solíamos hacer, me gustaba tener a alguien con quien podía contar y hablar de cualquier cosa, era especial.

Pasaron semanas y mi familia opto por ir a mi pueblito a pasar los días allá, ya que era más tranquilo y podíamos salir a los ríos sin nada que nos pueda contagiar, era muy bueno, poder des estresarse de tanto confinamiento. Llegamos allá y la gente también estaba asustada, solo salían a sus fincas y a casa, veía como el miedo también se había apoderado de ese lugar tan mágico (mi pueblito).

De todo eso, no me gustaba mucho esa de que no podía hablar con ella todos los días, allá no había señal para poder realizar una llamada, había que salir a la montaña para poder testearla, cada vez que subía a la montaña lo hacía, me gustaba poder escuchar su voz, saber de ella, preguntarle como esta, como le está yendo, como esta su familia, había ya varios comunicados de que la enfermedad ya había llegado a la ciudad en donde estaba, y eso me preocupaba, me preocupaba que te pudiera pasar algo, y entonces, todas las noche oraba por ti y tu familia, era lo único que podía hacer en ese entonces.

EN ESTA Y MIL MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora