Dakota llevaba evitando a Jamie como si fuera un deporte olímpico, llevaba a Dulcie pagada a su lado desde el momento que llegaba a casa hasta que se iba, en las comidas conjuntas se concentraba en escuchar a Theo apenas mirando a su padre, pero ahora se había llegado el día que más temía.
Era su día libre.
Así que luego del desayuno y un par de horas de sueño no pudo ignorar la petición del pequeño niño de salir de casa, así que todos entraron al jeep rojo fueron a la mejor opción disponible: el supermercado.
-¡Yo quiero una motocicleta como la tuya papá! -el pequeño niño era el más feliz, a Jamie le habían prestado uno de esos vehículos con cesta para personas mayores, no se veía demasiado feliz en él- ¿Y si me pones una venda en la pierna para que me presten uno a mi?
-Mejor vamos a elegir el cereal -Dulcie tomó la mano de Theo y miró a Dakota con una sonrisa maliciosa- y luego podemos pasar por la sección de juguetes.
-¡Vamos!
-No creo que... -Dakota la miró de mala gana, pero vio a los dos menores desaparecer rápidamente entre los pasillos maldiciendo en su mente a la chica, ahora estaba a solas con él, en la sección de frutas y verduras- traidora.
-Bueno, supongo que ahora que estamos solos, podemos hacer una cosa -ella lo miró con los labios apretados, pero Jamie sonreía como si tal cosa- yo te digo lo de la lista de compras y tu lo pones en la cesta.
-Ah, eso.
-Pues claro, ¿qué otra cosa sería?
-Nada, dime primero las verduras.
Pasaron de esa sección a las siguientes apenas hablando de las comidas que prepararían para la semana -todo rápido y práctico- y sobre las recetas que él sabía hacer y podía preparar, de vez en cuando los menores pasaban por ahí corriendo para meter una caja de galletas o barritas con demasiada azúcar y volvían a desaparecer.
-Demasiados dulces a cualquier edad es muy perjudicial -decía ella sacando todo de la canasta y dejándolo en las estanterías.
-¿Dulcie era muy inquieta de pequeña?
Dakota no lo miraba, estaba muy concentrada leyendo las etiquetas de las latas de sopa.
-No lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes?
-Ella no... no creció conmigo, Dornan.
-Parece que no quieres hablar sobre eso.
-Tú no hablas sobre la madre de Theo.
-Murió -dijo con la mayor tranquilidad, estirando la mano para tomar una lata de salsa de tomate- la conocí cuando trabajaba en Chicago, salimos unos meses y no funcionó.
-Supongo que apareció meses después en tu puerta con un bebé.
-Atendí una llamada de emergencia en un mal vecindario una noche, un hombre loco atacó con arma en medio de un parque, una de las víctimas fue ella, su cuerpo estaba junto al cochecito del bebé.
La lata que ella tenía entre las manos casi se le resbaló al mirar a aquel fortachón hombre que contaba tan despreocupadamente la situación.
-Santo cielo, debió ser horrible.
-Mucho, Theo no lo sabe, no sé si valdrá la pena contárselo algún día cuando sea mayor -suspiró dejando la lata para mirarla- sé que preguntará por ella y no hay mucho que pueda contarle, no tenía familia más allá de una tía lejana, vivía sola con el bebé, bastó una prueba de ADN y fue mío, al parecer le pusieron el nombre de su abuelo, mi madre se puso feliz con la noticia y se mudó conmigo para ayudarme con él, fue muy difícil al inicio.
-¿Qué te hizo pedir transferencia aquí?
-Mi madre, extrañaba demasiado su vida, su casa y sus amigas, le dije que estaría bien por mi cuenta pero me terminó convenciendo para volver los tres.
-Vaya.
-Entonces, ahí tienes la historia, tu puedes contar la tuya o seguir leyendo latas de sopa.
Siguió leyendo latas de sopa, e ignorando la situación el resto del día: comieron pizza, llevaron a Theo a un parque cercano y por la noche los cuatro vieron una película de dibujos animados en la sala, el pequeño se quedó dormido antes de final y Dakota fue a dejarlo en la habitación, luego Dulcie dio las buenas noches pues iba a tener una videollamada con sus amigas antes de dormir dejando de nuevo a los adultos solos, así que dejando de evitar lo inevitable, ella sirvió dos copas de vino y se sentó a un sofá de distancia de él, además de poner a ambos perros a su lado.
Apoyo moral, o algo así.
-Esto que te contaré no cambia las cosas entre nosotros.
-Bien.
-Durante mi entrenamiento en la academia, salí con un montón de futuros policías lo cual no estaba mal, pero cuando entré al cuerpo a trabajar descubrí que se portaban como imbéciles con las mujeres, como si por el hecho de no tener nada colgando entre las piernas te volviera inútil y fuera a recibir un tiro en cualquier momento.
-Ahora estoy un poco ofendido.
-Nunca tuve nada demasiado serio con ninguno en realidad pero decidí dejar de intentarlo con los de mi especie por decirlo así, luego, dos años atrás, acepté salir con Matt, era casi diez años mayor que yo pero le di la oportunidad, tuvimos unas buenas citas y luego lo asignaron como mi compañero de patrullaje.
-Como yo.
-Como tu.
-Ahora estoy realmente ofendido.
-Él era una gran persona, pero como el resto, no me trataba como una igual, le di una advertencia la cual ignoró, así que lo dejamos.
-¿Y un día apareció en tu puerta con un bebé adolescente en sus brazos diciéndote que eras su madre?
Lo miró con los ojos entrecerrados.
-No.
-Te lo ganaste.
-Uno de sus días libres -siguió, ignorándolo- pasó al banco para cambiar su cheque, hubo un atraco, pensó que podría ayudar, negociar con el ladrón quien no iba armado, pero no esperó el golpe en la cabeza con un bate de beisbol.
-Mierda.
-Quedó en coma pero jamás despertó, conocí a Dulcie en el hospital el día que murió, estaba por cumplir doce años e iban a ir a Disneyland por su cumpleaños.
-¿Cómo terminaste con ella?
-Su madre y Matt no estaban en buenos términos, ella le dejó a la bebé con todos sus papeles y se marchó, lo último que supimos es que vive en Kentucky, no vino al funeral, pero fue lo suficientemente amable para firmar los papeles que me volvieron su tutora.
-Así que son simples roomies.
-La casa es de ella en realidad, Matt la tenía a su nombre, ella necesitaba un adulto que se hiciera responsable por ella, y bueno, he visto demasiados casos horribles de muchos menores que terminan en casas de acogidas las estadísticas... en fin, nos llevamos bien y funciona para ambas.
-La quieres.
Algo en la mirada de ella le hizo creer que era la primera vez que ella se lo planteaba, luego de vaciar su copa de vino asintió lentamente.
-Sí, mucho.
-Tienes un enorme corazón, Dakota -dio un sorbo a su copa que seguía a medias- ahora, quizá podamos hablar del beso...
En un segundo ella se levantó de un salto, dejó la copa en la mesita de noche y se sacudió la ropa.
-Fue un impulso, me tenías fastidiada con esa petición.
-¿O sea que no funcionará si vuelvo a intentarlo?
Se alejó lo más pronto que pudo hasta la escaleras y, en apenas un susurro, respondió:
-Lo más probable es que sí.
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Colegas | Relato | Damie
FanfictionLe han asignado un nuevo compañero. Hace un mes. Ahora está herido. Tendrá que ayudar a cuidarlo hasta que se recupere, pero descubre algunos secretos que lo acompañan mientras siguen trabajando en la misión más importante de su vida. Basada en los...