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-La buena noticia es que no hay más peligro más allá de una infección: sacamos la bala, limpiamos y administramos antibióticos, su compañero estará bien.

Dakota suspiró, eran casi las seis de la mañana y estaban en aquel hospital desde las dos,  la pequeña cirugía de emergencia de su colega había sido un éxito, pero la persecución no, y ahora tendrían que buscar a los ladrones que se habían llevado la caja fuerte de una anciana mujer tras entrar a su hogar para robar.

-La mala noticia -prosiguió la doctora, en una voz más calmada- es que va a necesitar al menos tres semanas de reposo, sin apoyar la pierna, no quiero que el músculo se vaya a dañar más, le hemos inmovilizado, pero no parece muy feliz al respecto.

-Es demasiado hiperactivo como para estar tres semanas sin hacer nada -se pasó una mano por el flequillo desordenado- ¿no se enfureció?

-La verdad no le hemos dicho sobre eso -vio las mejillas de la doctora teñirse de rojo- creo que le vendrá mejor si se lo dice alguno de sus compañeros, ya sabe, para que se anime.

Le estaba dejando el trabajo sucio a ella.

Así que no hubo más remedio, entró a su habitación luego de tocar un par de veces sin recibir respuesta, Dornan estaba en una cama que parecía muy pequeña para él, tenía el ceño fruncido, una horrorosa bata azul de hospital, el cabello ligeramente rizado y desordenado además de una fina cobija cubriéndolo, notaba el grueso vendaje de su pierna a través de ella, notó que tenía su móvil pegado en la oreja cuando le hizo una señal para guardar silencio.

-Gracias de nuevo -dijo luego a quien sea que estaba del otro lado de la linea- ella pasará en seguida y se encargará de todo, yo llegaré más tarde... en serio, estoy bien... perfecto, nos vemos esta tarde.

Cuando colgó, Dakota le dio una sonrisa incómoda, acercó al única silla de la habitación hasta donde él estaba pero no lo suficiente como para que la alcanzara si se ponía de mal humor.

-Entonces Dornan... una suerte que fuera de calibre tan pequeño.

-Sí, ni siquiera me duele ya -dejó su móvil junto a la mesa- ¿te han dicho cuándo me darán el alta?

-Todavía no sé, pero iré a la comisaría cuando eso pase para traerte tu permiso de baja firmado, felicidades, no nos veremos en tres semanas.

-No puede ser -echó la cabeza atrás y se pasó las manos por el rostro- ya decía yo que la doctora me ocultaba algo, su lenguaje corporal lo decía todo.

-No es tan malo si lo piensas -le dio unas palmaditas amistosas en el brazo- es el tiempo ideal para que veas todas esas series de netflix que te he recomendado y te llenes de comida chatarra.

Dakota trataba de aligerar el ambiente pero él se veía realmente angustiado, tamborileó con los dedos un par de veces en la cama antes de mirarla fijamente.

-Yo... sé que solo tenemos un mes siendo amigos...

-Colegas -lo corrigió.

-... pero voy a necesitar un favor, en serio no lo haría sino fuera urgente.


Y no se negó, claro estaba, condujo en la patrulla hasta el edificio de departamentos que le indicó, no sabía que vivía a tan solo dos manzanas de distancia de la suya, siguiendo sus indicaciones tomó el elevador hasta el cuarto piso y pensó en lo difícil que sería moverlo por todos los pequeños pasillo hasta ahí con la pierna inmovilizada, pero en fin, no era problema suyo, eran pasadas las siete, le dolía la cabeza, estaba hambrienta pero tomaría las cosas de su colega, iría a la siguiente dirección que le pidió, le dejaría sus cosas y luego se iría a dormir.

El apartamento marcado con el 116 tenía un tablero de dígitos a la entrada y no había chapas a la puerta, algo muy seguro, pero poco práctico sin duda, golpeó la puerta tres veces con firmeza, él dijo que alguien le abriría. ¿Una esposa? ¿una novia? ¿novio? ¿Un perro muy inteligente?

Hubo un click y la puerta metálica se abrió, en un primer momento no vio a nadie, hasta que bajó la vista y se quedó muy sorprendida por un instante.

Un niño pequeño, rubio, con la misma cara sonriente de Jamie, la miraba vestido con uniforme escolar y su mochila bien calada en la espalda.

-¡Hola Dakota!

Colegas | Relato | DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora