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No hubo sexo de nuevo.

Ni Jamie y Theo se quedaron más tiempo en aquella casa.

Después del alta de Dornan y su fecha para volver al trabajo, empacó sus cosas y fue llevado de vuelta a su departamento por Dakota y Dulcie, el pequeño niño se quejó por tener que volver a ese pequeño lugar durante todo el camino pero la adolescente le prometió ir a visitarlo y llevarlo al parque.

-¡Y debes venir a mi fiesta de cumpleaños! -decía abrazando sus piernas- de dinosaurios, ya casi es, por favor.

-Claro, aquí estaré -ella le palmeó la cabeza, a Dakota le pareció ver que sus ojos azules brillaban demasiado- sé bueno, nos veremos pronto Theo.

El pequeño lloró así que su padre lo había tomado en brazos para agradecerles de nuevo mientras ellas tomaban las escaleras para salir, volvieron a casa donde Dulcie fue directo a su habitación y Dakota a dormir hasta la tarde, luego volvieron a la rutina pero esta vez de forma solitaria, cuando estuvo lista para irse al trabajo fue a la habitación de la joven para despedirse.

-¿Necesitas que traiga algo cuando regrese?

-No gracias, dile a Jamie que le de saludos a Theo.

Se sentó al borde de la cama con una sonrisa.

-Fue agradable tenerlo aquí, ¿a que sí?

-¡No! Ese niño se metí a mi habitación y desordenaba mis animales de peluche, hacía preguntas tontas, se montaba a los perros, hablaba demasiado alto y también... -suspiró, acomodándose mejor en la cama- se sintió bonito tener algo así como un hermano menor, le enseñaba cosas y lo ayudaba con la tarea.

-Estoy segura que te echa de menos tanto como tu a él.

-Me pone triste pensar que me extraña -jugueteó con sus dedos- ¿por qué no te casas con Jamie para que los dos vuelvan a vivir aquí?

Dakota se levantó de un salto y fingió una risa que sonó tan falsa que Dulcie tuvo que fruncir profusamente el ceño y cruzarse de brazos.

-Con un "no" bastaba.

-Es que es absurdo, o sea, él y yo... nada, nunca jamás...

-Creí que te gustaba.

-¿Qué? -bufó- claro que no me gusta.

-Ajá, ¿y porqué te besó en la cocina antes de que nos montáramos al auto para llevarlo a su piso?

Maldición, Jamie le había jurado que los niños no los habían visto.

-No me besó, me estaba sacando algo del ojo.

-¿Con la lengua?

-Es suficiente -apagó la luz- a dormir, nos veremos en la mañana.

-No olvides lavarte los dientes.

Todo el camino hasta la estación se la pasó riendo y maldiciéndose en voz baja; estaba como siempre quince minutos antes de comenzar su turno lista para una ronda nocturna más, sorprendentemente Jamie también estaba ahí con su uniforme impecable y saludando a los otros compañeros que le daban la bienvenida de nuevo, de hecho parecía haber un concurso de mostrar sus cicatrices, uno de ellos se bajó lo suficiente el pantalón para dejar ver una cicatriz de bala en el trasero que los hizo reír a todos.

Cuando les asignaron su área los dos se montaron a la patrulla en silencio y comenzaron a recorrer las calles en calma y con las sirenas apagadas, no hubo nada fuera de lugar durante las primeras dos horas, así que pudieron hacer una parada por café y rosquillas en una tienda de 24 horas de servicio, comían tranquilos apoyados en el vehículo mirando las calles vacías del vecindario.

-El juicio de los ladrones de la caja fuerte será la próxima semana -dijo ella cuando Jamie dejó de hablar por tener la boca llena- encontraron la prueba, luego de eso podremos ir a entregarla, o sea, tu y yo, sería lo correcto ya que atrapamos a los ladrones.

-Me parece perfecto, además luego de eso será la fiesta de Theo, se ha empeñado en portarse bien para que Dulcie vaya a verlo muy pronto.

-Creo que a Dulcie le gustó tener un hermano pequeño, me pidió que te dijera que te le envíes saludos.

-Se echan de menos, ¿no es así?

-Ajá, y me dijo que nos vio besándonos en la cocina.

Él casi escupe el café en ese momento, Dakota contuvo la risa.

-No creí que nos vieran.

-Pues no fuiste muy discreto -dijo mirando al cielo- por suerte no se volverá a repetir.

-¿Ah, no?

Tras decir eso, se colocó frente a ella rodeándola con sus brazos, haciéndola soltar un chillido mientras lo empujaba para alejarlo.

-Basta, alguien puede vernos.

-No hay nadie alrededor.

-¿Qué me dices de las cámaras de la patrulla?

Con un suspiro resignado, la soltó y volvió a acomodarse a su lado, se cruzó de brazos sin mirarla.

-Yo sé que en el trabajo, nosotros... solo somos colegas ante todos, pero Dakota, lo que pasó... sé que como yo, sientes que hay algo entre nosotros.

Ella pareció ignorarlo, tomó el vaso del café, vació lo que quedaba en él antes de aplastarlo y arrojarlo a un bote de basura, acertó a pesar de que estaban a unos metros de ahí.

-Nada más va a pasar Dornan, fue algo de una vez.

No dijeron nada más al respecto, el resto del turno hablaron de cosas triviales hasta que volvieron a la estación, luego llenaron sus reportes y de vuelta a casa.

Así fue un día.

Luego otro.

Y otro más.

Jamie seguía haciendo sus chistes malos, ella reía un poco más, pero fuera de eso era como si aquellas tres semanas no hubieran pasado: ni los días juntos, los desayunos compartidos, o los besos.

Se llegó el día del juicio donde ambos estuvieron presentes, al final les entregaron la caja fuerte así que se subieron al auto a la casa de la mujer a la que se la habían sustraído, estaban felices por el veredicto y hablaban de ello hasta que se detuvieron frente a la puerta.

-Antes de llamar, quería decirte algo -Jamie la miró sin dejar de cargar la caja metálica en sus manos.

-Habla.

-Escuché tu conversación con el jefe antes del juicio -la espalda de ella se tensó- sobre el cambio de turno, y tiene razón, tienes muchos años trabajando por la noche, te vendría bien un cambio.

Ella seguía sin mirarlo, le diría unas cuantas palabras a su jefe por hablar demasiado alto y en lugares donde no debía.

-Estoy demasiado habituada a mi turno, sería una transición difícil.

-Los humanos nos acostumbramos a todo -cambió su peso de una pierna a otra- deberías pensártelo.

-Jamie...

-Te vendría bien otro compañero menos molesto que yo -rió por lo bajo- un nuevo colega.

Ella apenas asintió antes de tocar el timbre para aligerar el ambiente entre ellos.

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Se viene el final.

Colegas | Relato | DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora